En graves condiciones se encuentra la cocina de la cárcel de Pedregal donde más de 4.000 hombres y mujeres de todo el país cumplen sus condenas.
De acuerdo con una visita realizada hace pocos días por un grupo de defensores de derechos humanos de la población privada de la libertad, el mal estado de El Rancho —el restaurante de la cárcel— está afectando el derecho a la alimentación digna y balanceada de los presos, así como poniendo en riesgo la integridad de las personas que trabajan allí.
En la visita se encontró que, por ejemplo, el ascensor utilizado para transportar los alimentos está malo, por lo cual la repartición de la comida suele retrasarse. Además, según uno de los abogados presente en la visita, las máquinas donde se pican las ensaladas solo están funcionando al 40%, lo que implica más demoras.
Los hallazgos sobre las condiciones de la cocina son preocupantes: el extractor principal del restaurante está malo, lo que origina unas altas temperaturas por el vapor en las planchas donde se asan y fríen los alimentos. Asimismo, en el área donde se encuentran las marmitas (las ollas grandes donde se cocina la comida) hay una fuga de gas y algunas de estas ni siquiera cuentan con una llave para cerrar o abrir su paso.
“Si se llegase a presentar un accidente por esta gran fuga de gas en El Rancho del Pedregal las consecuencias serían muy graves y lamentables” advierte Jorge Alberto Carmona, defensor de DDHH de la población privada de la libertad en Antioquia. “No esperen una tragedia para actuar a tiempo”, añade en su llamado a que los organismos locales y nacionales correspondientes les encuentren una rápida solución a estos problemas.
Esta no es la primera denuncia sobre las condiciones de la cocina de la cárcel ni la alimentación de las personas recluidas en El Pedregal. A mediados de enero de este año, por ejemplo, los presos se quedaron sin desayuno porque en la cárcel no había gas.
Pero la lista de quejas recientes sobre el mal estado de las instalaciones del penal es larga: en diciembre del año pasado, la cárcel estuvo más de 24 horas sin agua, situación que estuvo cerca de ocasionar un motín.
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