América Latina se está calentando, y no solo en el sentido climático. En los últimos treinta años, la región ha visto duplicarse la mortalidad asociada al calor: un aumento del 103% entre 1990 y 2021, según el más reciente informe Lancet Countdown Latinoamérica 2025. La cifra es tan contundente como el contexto que la explica: el año 2024 fue el más cálido jamás registrado a nivel mundial, y sus efectos no se limitan a la temperatura del aire, sino a la vida misma.
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De acuerdo con el estudio, cada año unas 13.000 personas mueren en América Latina y el Caribe por causas relacionadas con el calor. A finales del siglo pasado la cifra rondaba las 5.000. El incremento refleja una tendencia sostenida que se acelera desde 2008 y que golpea con más fuerza a los extremos de edad: niños menores de un año y adultos mayores de 65. Ambos grupos enfrentan una exposición inédita a olas de calor que se multiplicaron por 4,5 y por 10 respectivamente en las últimas dos décadas.
La vulnerabilidad se acentúa en países tropicales. En Guatemala y Venezuela, los menores están expuestos casi veinte veces más a días de calor extremo que a finales del siglo XX; en Colombia, los adultos mayores enfrentan sesenta veces más jornadas de calor intenso. La ecuación es simple: más calor, más riesgo. El informe traduce ese riesgo en una métrica humana y económica. Entre 2015 y 2024, el calor extremo le costó a la región 855 millones de dólares anuales en mortalidad y 52.000 millones de dólares en pérdidas laborales, especialmente en agricultura y construcción.
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Pero el impacto no se mide solo en cifras. “Las condiciones climáticas están siendo cada vez más extremas y los veranos mucho más calurosos, lo que limita actividades básicas y pone en riesgo la salud”, advirtió Yasna Palmeiro, coautora del informe. Ese cambio de escala, que antes parecía meteorológico, hoy es médico, y en ese sentido, el cuerpo humano se convirtió en el termómetro del planeta.
El Lancet Countdown —resultado del trabajo de 47 investigadores y 25 instituciones en 17 países— es el informe más completo sobre la relación entre cambio climático y salud en América Latina, y su diagnóstico va más allá del calor: documenta un aumento del 26% en los días con peligro extremo de incendios, un 66% más de potencial de transmisión del dengue desde 1950 y un avance desigual en la adaptación sanitaria al clima.
 
    
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
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