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Cuando se toma el capítulo de confecciones que se encuentra en el reporte sobre comercio exterior del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), hay un dato que resalta: el valor de las importaciones es cinco veces mayor al de las exportaciones.
Esto se evidencia con las cifras de enero a septiembre de este año, lapso en el que las compras externas de estas manufacturas totalizaron 1.073 millones de dólares y los despachos a otros países 212 millones de dólares.
“La razón por la cual se importa más de lo que se exporta, es porque en Colombia la industria de confecciones no ha invertido lo necesario para ponerse a tono con las realidades mundiales”, opina Jaime Alberto Cabal, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).
El ejecutivo apunta que un estudio del economista Hernando José Gómez encontró que “la productividad de los trabajadores en la confección es una de las más bajas del país, lo que hace que muchos terminen en la informalidad”.
En consecuencia, Cabal asegura que “al estar en la informalidad no están en la capacidad de producir las prendas que están demandándose en el mercado”.
Para Guillermo Criado, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (Cccya) “el hecho de que no estemos exportando lo que nos merecemos, preocupa” y tiene mucho que ver con que los confeccionistas y textileros quieren que haya “un compromiso del Gobierno en cuidar los empleos y a los empresarios que se ven afectados por la beligerancia de los países asiáticos”.
Allí, dice Criado, radica la importancia de la modificación en la estructura arancelaria para la importación de estos bienes, que gracias a los artículos 274 y 275 del Plan Nacional de Desarrollo (PND) pasaron de 15 % a 37,9 % cuando el precio sea igual o menor a 20 dólares por kilo.
“Eso va a tener un impacto positivo en el empleo y en la reactivación del sector. Si recuperamos el mercado local, el siguiente paso es buscar las oportunidades internacionales”, opina.
No obstante, según Cabal, el efecto de los aranceles sería todo lo contrario: “Estaría entregándole el negocio a los contrabandistas”, asegura.
Cabe recordar que este ha sido un tema de choque entre los industriales de las confecciones que defienden la medida adoptada en el PND y gremios como la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), la Asociación Nacional de Industriales (Andi) y el mismo Fenalco, que han radicado demandas ante la Corte Constitucional para tumbar los dos artículos mencionados (ver Paréntesis).
Sobre ese asunto, Cabal explica que el Alto Tribunal tiene listo el proyecto de sentencia, que aún no es público, y se está a la espera del fallo.
Pero, además del tema arancelario, la llegada de marcas internacionales al país y las nuevas formas de venta también estarían potenciando la importación de confecciones.
Así lo explica Rodrigo Patiño, gerente regional de Analdex en Antioquia, quien menciona que las firmas extranjeras con el segmento de la pronta moda “buscan incrementar las ventas y la rotación de inventarios con productos a muy bajo costo”.
Agrega que las ventas por catálogo, las prendas de vestir versátiles (vestidos que se pueden utilizar como blusa, salida de baño que puede ser vestido, etc...) y el ecommerce, que “ha apalancado el incremento en las importaciones de prendas de vestir a nivel nacional e internacional”, son otras razones que explican el fenómeno deficitario.
Según Patiño, si a esto se añade el aumento arancelario, podría acabar con un incremento de 20 % en el valor de la ropa comercializada en el país. Hay que recordar que entre el sector textil y el de las confecciones, se generan más de 1,6 millones de empleos y representan el 8,1 % del PIB industrial, según la Cccya .