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América Latina se encuentra “en una trampa de desarrollo”, ya que, a pesar de los progresos, muchos de los cuales podrían desaparecer con la pandemia del coronavirus, dos características de la región se han mantenido en gran medida inalteradas: la alta desigualdad y el bajo crecimiento.
Lo anterior se debería a elementos comunes en la región como la concentración de poder y la ineficiencia en políticas de protección social. Esto, de acuerdo con la cuarta edición del Informe Regional de Desarrollo Humano para 2021, titulado ‘Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe’, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual mostró un panorama de desigualdad y pobreza que, aunque no es nuevo, prendió las alarmas sobre hacia dónde va el futuro de la región.
Concentración de poder
Uno de los desafíos de la alta desigualdad es la forma en que concentra el poder. De acuerdo con el PNUD, los mercados latinoamericanos tienden a estar dominados por un pequeño número de empresas grandes, que se caracterizan por altos niveles de poder, lo que ha generado preocupación.
El análisis basado en la encuesta de percepciones de Latinobarómetro, realizado para ese informe, señaló que el 77 % de los latinoamericanos piensa que su país está gobernado por unos pocos grupos poderosos que defienden sus intereses en lugar del bien común. (Ver gráfico).
Para Ramón Javier Mesa, profesor de economía de la Universidad de Antioquia, “el problema de los monopolios es que pueden afectar negativamente los precios y salarios en algunos sectores, así como generar presiones sobre los gobiernos para lograr beneficios de algunas políticas económicas, e inducir y propiciar prácticas corruptas en el sector público para lograr obtener resultados favorables en los procesos de contratación”.
Ante este panorama de concentración de poder en pocas manos, Javier Galán Barrera, director del Departamento de Economía de la Universidad Sergio Arboleda, afirmó que los gobiernos de Latinoamérica tendrían que diseñar políticas que controlen las estructuras de mercado oligopólicas.
“Debería existir un porcentaje respecto del mercado al cual pueda tener acceso una empresa. En caso de llegar a superar dicha participación, entonces la empresa estaría obligada a vender parte de esta y así darle la posibilidad a un nuevo inversionista de entrar al mercado”, apuntó Galán.
Políticas fiscales ineficaces
Una característica distintiva de los sistemas fiscales de la región, indicó el informe del PNUD, es su débil poder redistributivo. Por esto, los sistemas tributarios no generan los ingresos necesarios para invertir en el desarrollo a través de la provisión de servicios y bienes públicos de calidad a la población.
De hecho, apuntó el PNUD, las grandes empresas y los dueños de negocios en América Latina son en parte responsables de mantener baja la tributación efectiva y de alejar los sistemas fiscales de impuestos más progresivos, a través de su proximidad al poder político.
Ante esto y con miras a mejorar el poder redistributivo de la política fiscal, Liliana Heredia, profesora de la Universidad Javeriana de Cali y experta en impuestos y tributación, expresó que una de las estrategias es el fortalecimiento de los impuestos progresivos.
“Por ejemplo, el impuesto sobre la renta o el impuesto a la riqueza en lugar de enfocarse en impuestos regresivos, como los impuestos sobre el consumo (entre ellos el IVA). Adicionalmente, es fundamental comprender que el sistema tributario es una pequeña parte del cuadro y que las políticas públicas deben enfocarse también en otros temas de productividad y competitividad para que se dinamice la economía y se generen mayores oportunidades para la población económicamente vulnerable”.
Protección social, una llave
Según los investigadores, una de las claves para salir de la “trampa” de la desigualdad y el bajo crecimiento de la región son las políticas de protección social. Para esto, el organismo indicó que se necesitan de sistemas de protección social universales que sean más inclusivos y redistributivos, fiscalmente sostenibles y más favorables al crecimiento.
Según Galán, para luchar contra la desigualdad y pobreza en América Latina es necesario enfocarse en dar oportunidades a la población: “Hay que fortalecer el acceso a la educación de calidad, a tener programas que atiendan las necesidades de los niños y sus madres en cuanto a salud y alimentación. También asegurar el acceso a servicios públicos de calidad. Aunque estas estrategias están enmarcadas dentro de los objetivos de desarrollo sostenible, Latinoamérica debe ir aún más allá. Una población mejor educada, bien alimentada y con acceso a servicios públicos de calidad deberá tener buenos ingresos, alejándonos de la línea de pobreza”, puntualizó.
Finalmente, el llamado del PNUD a los gobiernos latinoamericanos, con miras a unas políticas de protección social universal, es a garantizar que todo el mundo esté protegido, que se redistribuyan ingresos hacia las personas necesitadas, que las políticas desplegadas para lograr estos objetivos proporcionen incentivos a las empresas y trabajadores para aumentar la productividad y que las fuentes de ingresos sean sostenibles