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La apuesta por incentivar el empleo juvenil en Colombia ha hecho que empresas implementen programas específicos para su vinculación y planteen desafíos para cerrar brechas en formación, como bilingüismo y herramientas de Tecnología de la Información (TIC).
De acuerdo con cifras del Departamento Nacional de Estadística (Dane), la tasa de desempleo juvenil (personas entre 14 y 28 años) se situó en 15,4 %, a septiembre de 2017, esto entre 12,3 millones de jóvenes en edad de trabajar. Pero, si se compara con el 9,4 % de tasa de desempleo nacional para todo el año anterior, significan seis puntos porcentuales por encima.
Además, si se analiza la tasa de desocupación de los jóvenes por géneros, se siente más la diferencia, pues la de los hombres es de 11,7 % y la de las mujeres de 20,3 %.
Frente a la necesidad de brindarle más oportunidades laborales a los jóvenes y contribuir con el fortalecimiento del aparato productivo del país, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) reconoce que ellos son el futuro de una sociedad y “una buena formación, tanto en lo académico como en lo laboral, permitirá un país más desarrollado”, comentó Alberto Echavarría, vicepresidente de Asuntos Jurídicos de la Andi, organización que lidera la Red Mundial de Aprendizaje (GAN, por sus siglas en inglés) en el país.
Entre los desafíos que las empresas tienen para reducir el alto índice de desocupación juvenil, es vincularlos en su estrategia productiva porque tienen la capacidad de transformar y agregarle valor a las cosas, por ejemplo, en creatividad y en simplificación de procesos. De ahí surge otro elemento clave para el crecimiento económico: la innovación como vehículo para transformar productos y servicios, que finalmente contribuyen en el crecimiento de la economía.
Es por esto que Javier Echeverri, country Manager en Colombia de Manpower Group (empresa de intermediación laboral), manifestó que vincular a los jóvenes en las empresas, “ayuda a combatir el subdesarrollo y permite que las personas puedan construir un futuro mejor. Cada vez que se niega un empleo a un joven se le frena para el resto de su vida. De ahí que las personas que salen adelante es porque alguien les dio una oportunidad”.
Así las cosas, en aras de articular la oferta laboral juvenil con las necesidades reales de las empresas, la Andi plantea la necesidad de una política pública en educación y en formación para el trabajo.
De ahí la importancia de las mesas de trabajo con el Ministerio de Educación y con los institutos de formación como el Sena, con el fin de atender las necesidades de las cerca de 2,5 millones de empresas que hay en el país.
“Encontramos esa desarticulación, por ejemplo, en bilingüismo. Es cada vez más importante este talento y debería haber un sistema de formación en el país”, resaltó Echavarría.
A su turno, el director del Sena en Antioquia, Juan Felipe Rendón Ochoa, dijo que además del bilingüismo las empresas requieren jóvenes formados en tecnologías de la información y comunicación (TIC), pero en las discusiones con gremios y diferentes empresas encuentran que el factor más complejo es de actitud, más que las competencias. Por ejemplo, “saber atender una instrucción, saberse relacionar con los compañeros, tener capacidad crítica. Es un tema que tiene que ver con el ser y eso se debe trabajar desde las familias”, apuntó Rendón.
Pese a este desafío, las cuentas del Sena son claras: siete de cada diez egresados de la entidad se emplea formalmente, el 84 % de ellos es población joven (ver Informe).
Sin embargo, para Carlos Julio Díaz, investigador de la Escuela Nacional Sindical, la apuesta por la innovación es más un discurso que una realidad, porque el valor que genera es más marginal y también “se requiere una política de Estado para que las pequeñas y medianas empresas adopten procesos innovadores, que incluyan a jóvenes”.
Precisamente, la escasez de mano de obra joven TIC es evidente en la dificultad que tienen empresas para conseguir desarrolladores de software y futuros líderes de tecnología, por ejemplo, según Ricardo Villegas, gerente de la firma de consultoría empresarial Infoconsulting. “La tecnología se volvió tan amplia que se requiere subespecialización y hay jóvenes reacios a esta formación”.
Si bien el Dane considera que los jóvenes en edad de trabajar son las personas entre 14 y 28 años, la Andi lo plantea desde los 18 años, esto porque ellos deben estar preparados para tener mejores habilidades, que permitan generar ingresos sostenidos en el largo plazo. “Se estima que los jóvenes que dejan de estudiar, tanto bachillerato como su formación superior y posgrados, pierden entre el 25 y el 50 % de los potenciales ingresos futuros, que podrían obtener con mayor preparación”, agregó Echavarría.
De ahí el deber que tienen empresarios de acompañar y permitir la formación de sus empleados jóvenes, para contribuir con la transformación de la sociedad .
Formación de talento es clave en el entorno laboral
Alejandro Lotta (foto), quien tiene 26 años e ingresó a Nestlé de Colombia a los 23 años, recibió los beneficios del programa de apoyo a la juventud de la compañía, pasando por varios cargos, entre ellos, ventas y comercial en confitería. “Eso de que te paguen por aprender y te midan por los procesos aprendidos y no por resultados es algo valioso”, dijo. Tenía padrinos en cada área, con mentores que le ayudaron en la formación. Hoy es gerente de marca de chocolates (confitería) y “mi siguiente paso es especializarme más en este segmento. Al principio superé alguna resistencia de otras personas con mayor experiencia, pero la apuesta de la empresa me permitió seguir soñando”, añadió. Lotta es profesional en publicidad y mercadeo. A propósito, Nestlé tiene el programa Iniciativa por los Jóvenes para apoyar a más de 112.000 personas del país, con edades entre los 18 y 30 años, para mejorar sus posibilidades de integrarse al mercado laboral. De hecho, este año realizará el III Encuentro de Juventudes de la Alianza del Pacífico, que se realizará en junio próximo en Cali. Dicha compañía, junto con otras 37 empresas, participan como miembros del acuerdo por la empleabilidad juvenil, suscrito por varias multinacionales para ayudar a ingresar a jóvenes al mercado laboral, GAN. “Actualmente hemos generado más de 1.000 empleos en el país. Hemos dado entrenamiento con nuestros programas de práctica, además de entregar 370 becas para la formación de trabajo”, comentó por su parte Óscar Recio, vicepresidente de Recursos Humanos de Nestlé en Colombia.
Soñar vale la pena para escalar dentro de las empresas
En América Latina y el Caribe, Arcos Dorados, la franquicia de McDonald’s más grande del mundo, ofrece empleo directo a más 73.000 jóvenes entre los 16 y 25 años, sin exigirles experiencia previa. Para la mayoría de ellos, se trata de su primer empleo formal y son responsables de la operación del negocio, pues cada restaurante funciona como una pequeña empresa.
Precisamente, uno de estos casos es el de Andrea Gallego (foto), quien ingresó hace 11 años a la compañía cuando tenía 20. Poco a poco fue escalando posiciones y a los 28 ya era gerente de negocio, el cargo más alto dentro de los restaurantes. Lleva tres en esa posición de jefe y guía de otros jóvenes. “Estoy encargada de toda la operación del restaurante, me preocupo por todo el suministro de producto, atención de clientes, metas de ventas”, explicó Gallego. Ahora tiene 49 personas a cargo y forma la generación que ocuparía este mismo cargo. “Uno crece si quiere crecer, creemos en el talento de los jóvenes como política de empresa”, agregó.
Es tecnóloga en administración de empresas y comenzó en la base de la operación, es decir, atención al cliente y servicio de limpieza de mesas. Sin embargo, pudo combinar el trabajo con la formación académica y ha logrado escalar posiciones hasta ahora, aunque no para de soñar con consolidar más su equipo de trabajo. “Es difícil mantener el ánimo cuando no se logran las metas entre jóvenes, pero debemos adaptarnos para lograr capacidades de éxito”.
La conciencia de seguir estudiando para escalar posiciones
Yuliana Mosquera Sánchez tiene 26 años y desde 2014 se desempeña como auxiliar administrativa en uno de los jardines infantiles de Buen Comienzo, programa que se desarrolla en convenio entre la Alcaldía de Medellín y Comfama. Estudió tecnología en gestión administrativa y actualmente cursa el tercer semestre de la profesionalización en Administración de Empresas en la Universidad Luis Amigó. “Soy la encargada del presupuesto del jardín infantil, de analizar cómo van los gastos, de direccionarlos adecuadamente, notificar la asistencia de los empleados, entre otros aspectos”, comentó Mosquera. Está vinculada directamente con Comfama, pero trabaja para el Municipio de Medellín en este programa específico. Uno de los desafíos más importantes que tiene como joven que trabaja es la combinación con sus horas de estudio, esto porque su jornada laboral es de 7:00 a.m. a 4:30 p.m., posteriormente asume su responsabilidad académica, desde las 6:00 p.m. hasta las 10:00 p.m. “Estudio toda la semana, hasta los sábados, lo que se hace exigente para poder rendir en ambos frentes”, agregó.
Uno de los hechos que resaltó cuando salió la convocatoria para el cargo fue que no se requería experiencia previa, pero sí que estuviera estudiando. “Tenía que estar cursando administración de empresas o finanzas. Mi proyección es terminar la universidad y seguir mi ascenso laboral”, reseñó. Se postuló al cargo de ayudante de área y sueña con ser gerente de una empresa, por lo que sigue formándose para alcanzar estas metas.
Periodista de Economía y Negocios. Amante de la vida, con una familia que inspira a esforzarse todos los días a hacer mejor las cosas, una de ellas el periodismo. Egresado de la UPB.