viernes
7 y 9
7 y 9
Presiones de un lado y de otro. Decisiones que ya trascienden lo estrictamente comercial y un futuro incierto son los condimentos que se le han añadido al enfrentamiento comercial que han sostenido Estados Unidos y China desde marzo de este año.
La guerra ha cruzado la frontera entre Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Xi Jinping, primer mandatario chino. En esta disputa que, según Trump, se ha centrado en buscar un equilibrio financiero que para el caso de Estados Unidos representa un déficit de 375 mil millones de dólares. Apple y Huawei entraron a escena.
La semana pasada la justicia canadiense encarceló a Meng Wanzhou, ejecutiva de Huawei, tras un pedido de extradición desde Estados Unidos por presunto fraude (ver ¿Qué sigue?).
A pesar de que Wanzhou obtuvo libertad bajo fianza (a la espera de si se hace efectiva la orden de extradición), el presidente Trump condicionó una posible intermediación para solucionar su problema judicial a que se revisaran ciertos planes que desde China estaban agudizando la guerra comercial.
Horas antes de que se resolviera ese caso se conoció que Qualcomm, desarrolladora de chips estadounidense, le pidió a un juzgado chino que prohibiera la venta de los celulares de Apple en ese país, por violación a la propiedad intelectual, medida que fue aceptada.
La decisión supone que no podrá comercializar siete de sus referencias, tipologías que le ayudarían a recuperar el segundo lugar en ventas de celulares que perdió en el segundo trimestre del año; Huawei se ubicó en este puesto tras Samsung con 54,2 millones de unidades vendidas, dejando a Apple tercero con 41,3 millones.