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El caso Metro: próxima estación, mejor gobierno corporativo
Buena fe, lealtad y diligencia, elementos que no deben olvidar los administradores empresariales.
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ilustración elena ospina
El pulso entre algunos miembros de la junta directiva del Metro y la gerente de la empresa, Claudia Restrepo, puso sobre el tapete una discusión: la neutralidad y objetividad frente a las necesidades que demanda esa compañía pública contra intereses particulares o políticos.
Aunque el episodio tendrá un nuevo desarrollo en la reunión de junta, que está programada para el mediodía de hoy en la Gobernación de Antioquia, EL COLOMBIANO aprovechó esta coyuntura para repasar con los expertos el rol que cumplen los órganos de dirección de una organización y qué recomienda el código de Buen Gobierno Corporativo para evitar controversias.
Una guía de la consultora Kpmg, que trata de la Responsabilidad legal del miembro de junta directiva, insiste en un aspecto: la obligación de “ser leal”, que exige que los integrantes del máximo órgano directivo pongan intereses institucionales por encima de los propios.
En el mismo sentido apunta la Guía colombiana de gobierno corporativo de Confecámaras, que recuerda: “el comportamiento de los administradores puede verse influenciado por diversos incentivos que los llevan a adelantar una gestión ajena a los intereses sociales, motivo por el cual es necesario establecer medidas que orienten adecuadamente el rol de los administradores en la compañía”.
Los analistas
Para José Alberto Vélez, expresidente de Grupo Argos, el caso del Metro resulta complejo, dadas las diferencias políticas que existen entre la Alcaldía de Medellín y la Gobernación Antioquia.
“Aquí lo importante es que la junta directiva y el administrador deben navegar hacia el mismo lado, pues, al fin y al cabo, la junta es una coadministradora. Por eso debe haber armonía entre los dos, porque de lo contrario la perjudicada será la empresa”, explicó Vélez.
Por su parte María Fernanda Jaramillo, directora y socia de la firma cazatalentos Talengo, comentó que es esencial que la administración y la junta trabajen de la mano: “el gerente o el presidente es una persona que va y comunica los estados del negocio y la junta debe trabajar con él para tomar las mejores decisiones”.
Los señalamientos de presiones en contra de la gerente, es algo que para los expertos resulta atípico y enfatizaron en que en una junta madura, estratégica y enfocada en velar por el negocio eso nunca debe pasar (ver ¿Cómo funciona?).
“Si lo que pasa es que el director o el gerente no está dando los resultados, es claro que la junta puede tomar decisiones”, añadió Jaramillo, quien también reconoció que el componente político, en las empresas públicas o mixtas, puede provocar que la junta no termine hablando de lo principal: el negocio.
Profesionalizar las juntas
Lillyam Mesa Arango, presidenta Ejecutiva de la Cámara de Comercio Aburrá Sur, declaró que independientemente de la formación, experiencia y conocimientos de los miembros de una junta directiva, la entidad debe garantizar un entrenamiento y contextualización previos acerca del objeto de la empresa, sus metas, su estructura, y sus planes de trabajo.
“Eso les facilitará contar con una visión clara y objetiva del contexto organizacional y focalizar claramente sus aportes a la entidad desde sus fortalezas profesionales y su experiencia y conocimiento”, agregó Mesa.
En ese sentido, Talengo sostiene que en Colombia hay mucho camino por recorrer en cuanto a la profesionalización de las juntas directivas.
Por eso aconseja que las organizaciones sean muy estrictas al seleccionar a los integrantes de la junta y sugiere buscar personas que puedan enfrentarse a las exigencias y necesidades del mercado de hoy, tales como: altos estándares de transparencia, internacionalización, crecimiento, desarrollo corporativo, consecución de financiación en etapas de expansión.
Periodista de economía de El Colombiano. Oidor de tangos. Sueño con una Hermosa sonrisa de luna.
