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El hecho de que para la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde) el 14 % de los puestos de trabajo que existen tengan riesgo de desaparecer, en los próximos 20 años, supone un reto para que los gobiernos tanto de países desarrollados como emergentes cuenten con políticas económicas con estabilidad suficiente para garantizar que la mano de obra que está por ingresar a la fuerza laboral tenga las competencias necesarias.
El llamado de atención está en el informe de Perspectivas de Empleo 2019 que lanzó la semana pasada la Ocde. La meta, según Ángel Gurría, secretario general, es crear conciencia para “no contemplar un futuro sin empleo. Sin embargo, sí prevé grandes desafíos para el futuro del trabajo”.
De esta manera, la idea de que la academia y el sector empresarial estrechen lazos para encontrar vías de entendimiento con miras a saber cuál es la demanda que se requiere por copar en términos de perfil profesional será fundamental, según el organismo multilateral, para cerrar las brechas salariales y sociales que se derivan del desempleo.
En Colombia, por ejemplo, hay un déficit de 70.000 ingenieros, según datos entregados por el Clúster de Tecnología de Antioquia. Y si bien no es la única explicación para que en marzo anterior 218.000 personas engrosaran la tasa de desempleados (un 10,8 %), sí sería una solución para llenar las vacantes que hay en la búsqueda de ese tipo de perfiles profesionales.
Frente a ese reto, que no es exclusivo de economías como la colombiana, Hubertus Heil, ministro Federal de Trabajo y Asuntos Sociales de Alemania, dijo en la presentación del informe: “Si nos dotamos de las políticas adecuadas, podemos gestionar estos retos. Nos enfrentamos a una transformación profunda, pero tenemos la oportunidad y la resolución de aprovechar este momento y construir un futuro del trabajo que beneficie a todos”.
Se requiere que las universidades entiendan cuál es la lógica empresarial que se está atravesando y bajo qué esquemas trabajar: ¿pregrados más cortos? ¿Carreras profesionales más específicas? ¿Potenciar el estudio de algunos programas técnicos?, son algunos de los cuestionamientos a los que invita la Ocde se hagan los gobiernos de los países miembros del club de buenas prácticas financieras.
“El reto lo pone, entre otros, la automatización de procesos. Se necesita otro tipo de empleados y hacia allá se deben encaminar los esfuerzos”, dijo Iván Jaramillo, director del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.
Sobre los empleos que nacen a razón de las nuevas tecnologías, la Ocde reitera la necesidad de contar con políticas públicas lo suficientemente sólidas para entender que ante todo los derechos básicos laborales (como los aportes a seguridad social) deben seguir siendo garantizados. “Los gobiernos deberían combatir el falso trabajo por cuenta propia, utilizado en ocasiones por los empleadores para eludir impuestos y regulaciones; minimizar la ‘zona gris’ situada entre el trabajo asalariado y por cuenta propia”, expuso el organismo.
Y es que el asunto es relevante si se tiene en cuenta que, de acuerdo con la investigación, los trabajadores con empleos atípicos tienen una probabilidad entre 40 y 50 % menor de recibir cualquier tipo de prestación por desempleo comparados con los trabajadores estándar en la misma situación (ver Paréntesis).
Finalmente la Ocde recuerda que no se deben abandonar los esfuerzos para que la mano de obra más cualificada también esté integrada por mujeres. Según el ente, una mayor inmersión de la mano de obra femenina no sólo ayudará a reducir las brechas sociales, sino también será una oportunidad para que las mujeres entren a ejercer otras funciones .