¿Puede haber reactivación sin empleo? Ese es el dilema, o si se quiere “el lunar”, de la recuperación de la actividad económica colombiana. Lo dicen datos recientes del Dane, aunque la producción y las ventas este año han llegado a superar niveles de 2019 (en prepandemia) esto fue con menos trabajadores de los que había hace dos años.
Poniéndole cifras al asunto hay que decir que en la industria manufacturera la producción y las ventas se expandieron 10,1% y 10,5%, respectivamente, durante julio de este año frente al mismo mes de 2019, pero el personal ocupado decreció 3,7%.
Misma cara muestra el comercio al por menor, si bien en ese mes vendió 11,4% más comparado con 2019, su nivel de empleo bajó 5%. En el sector turismo no es diferente y el personal ocupado reflejó una contracción de 32,8% en los alojamientos, con el agravante de que los ingresos no se recuperaron todavía y versus 2019 han bajado 19,6%.
Por un lado, podría decirse que las compañías se acoplaron a trabajar con un número menor de personal. El director del Dane, Juan Daniel Oviedo, ha señalado que en la industria se observa, por ejemplo, una optimización de los procesos operativos que explica en buena medida la reactivación con un número inferior de personal. En sus palabras, esto debe ser tenido en cuenta para la política de recuperación económica nacional.
Pero para los industriales hay una razón adicional. “Lastimosamente vemos que este incremento en las ventas no se ha visto reflejado en materia de empleo (...) y en el sector de las confecciones está explicado porque, cuando vemos que las ventas han aumentado de manera significativa, no se hace la diferenciación entre el producto nacional y el importado, ya que este último ha desplazado de manera negativa la generación de nuevos puestos de trabajo”, subraya Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCyA).
Por su parte, Juan Carlos Tirado, presidente de la junta directiva de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) capítulo Antioquia, analiza otras dos posibles causas. “La gente joven no está con el mismo ánimo de trabajo presencial que antes de la pandemia y ha encontrado otras opciones como comercios virtuales”, afirma.
Por tanto, piensa que hay que explorar ideas. “Creo que hay una forma de contrarrestar eso y es que en industria como la nuestra se podría abrir la opción del trabajo por horas, pero con los respectivos aportes parafiscales, de manera que una persona joven tenga seis horas de trabajo y después pueda dedicarse a otra actividad”.
La segunda causal, según Tirado, es el hueco financiero que dejó la pandemia. Piensa que los efectos reales de este se verán a final de año y se extenderán hasta 2024, porque la reactivación no solventa los problemas económicos y el endeudamiento al que muchas firmas accedieron para no cerrar sus puertas. “Mientras esto se soluciona seguiremos trabajando con menos gente”.