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Récord en inversión mundial de energías renovables no es suficiente

Si bien en 2022 la financiación de renovables alcanzó US$1,3 billones, se necesitan mayores esfuerzos de los países.

  • Los países latinoamericanos aún enfrentan grandes desafíos en cuanto a los marcos regulatorios para las energías renovables. FOTO getty
    Los países latinoamericanos aún enfrentan grandes desafíos en cuanto a los marcos regulatorios para las energías renovables. FOTO getty
Récord en inversión mundial de energías renovables no es suficiente
04 de marzo de 2023
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Infográfico

Las inversiones globales en tecnologías para la transición energética alcanzaron el año pasado los US$1,3 billones. Se trata de un nuevo récord, pues fueron un 19% más que lo invertido en 2021 y 50% más frente a 2019, año antes de la pandemia.

No obstante, aunque esto representa grandes avances en la materia, el ritmo actual de inversión no sería suficiente, ya que sigue estando muy por debajo de la inversión media que se necesita cada año hasta 2030, si se quiere alcanzar los objetivos fijados por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Así lo reveló el reciente informe Global Landscape of Renewable Energy Finance 2023, según el cual se requieren inversiones anuales de US$5,7 billones en promedio entre 2021 y 2030; y US$3,7 billones entre 2031 y 2050.

En este sentido, el organismo alertó que el alto costo del acceso al crédito, las finanzas golpeadas de los países y las perspectivas macroeconómicas inciertas están afectando negativamente los flujos de inversión hacia las renovables.

“Las inversiones no fluyen al ritmo o escala necesaria para lograr las mejoras en los medios de vida y el bienestar que exige la Agenda 2030. Además, estas se han concentrado más en tecnologías y usos específicos, y en un pequeño número de países/regiones”, afirmó Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena).

Y es que, según La Camera, en 2020 la energía solar fotovoltaica atrajo el 43% de la inversión total en energías renovables, seguida de la energía eólica terrestre y marina, con un 35% y un 12%, respectivamente. Y esta concentración parece haber continuado hasta el año 2022.

“Para apoyar mejor la transición energética deben destinarse más fondos a las tecnologías menos maduras, así como a otros sectores además de la electricidad, como la calefacción, la refrigeración y la integración de sistemas”, apuntó el directivo.

Los desafíos

Alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible exige avanzar en estrategias que incentiven la diversificación la matriz energética, reduciendo la alta dependencia en combustibles fósiles, incrementando la participación de fuentes renovables y promoviendo el uso de tecnologías más limpias.

Pero en esto, los países latinoamericanos aún enfrentan grandes desafíos en cuanto a los marcos regulatorios y el desarrollo institucional, dos factores de los cuales depende la posibilidad de avanzar con las inversiones requeridas y la entrada de nuevas tecnologías a tiempo.

En el caso de Colombia, gremios del sector energético han advertido al gobierno del presidente Gustavo Petro que, por ejemplo, un cambio abrupto de las reglas de juego puede afectar la inversión en las renovables.

“En los próximos dos años la inversión en renovables en el país ascenderá a más de US$3.000 millones, y la mayoría de empresas extranjeras que las realizarán apenas están llegando al país. En este sector hay mucho interés, muchos proyectos en curso y otros esperando que se aprueben puntos de conexión. También hay muchos recursos comprometidos, y estas declaraciones pueden generar desconfianza en los inversionistas”, expresó Germán Corredor, director ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables de Colombia (SER).

En este sentido, Clara Inés Pardo, profesora de la Universidad del Rosario, anotó que para atraer más inversión en energías renovables, países como Colombia deben tener en cuenta a qué variable le quiere apostar.

“Lo primero es si el país quiere ser desarrollador de tecnología para suplir sus propias necesidades y exportar las mismas, lo cual requiere de altas inversiones en investigación y desarrollo. Lo segundo, si el país quiere es depender de desarrollos tecnológicos externos, debe invertir es en la importación y adaptación de tecnologías. Así, dependiendo de la opción definida, se deben establecer las estrategias para el despliegue de las renovables, que son consideradas riesgosas y requieren que las políticas públicas generen acciones para controlar las fallas de mercado”, explicó Pardo.

Llegar a los países de desarrollo

El informe de Irena también hace énfasis en la necesidad de replantear la concesión de préstamos a los países en desarrollo que desean implementar renovables, así como la importancia de que la financiación pública desempeñe un papel mucho más importante, más allá de mitigar los riesgos de inversión.

En este sentido, el organismo reconoció que las inversiones en energías verdes se enfrentan a restricciones cada vez mayores a medida que los gobiernos consolidan y reconstruyen el espacio fiscal y abordan la elevada deuda pública.

Por tal razón, advirtió que es necesario dirigir fondos públicos a regiones y países con un gran potencial de energías renovables sin explotar, pero que tienen dificultades para atraer inversiones. “La cooperación internacional debe tener como objetivo dirigir estos fondos a marcos políticos propicios, al desarrollo de infraestructuras para la transición energética y a abordar las brechas socioeconómicas persistentes”, puntualizó el análisis de Irena.

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