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La última asamblea de Isagén, entre protestas y pesares

Así Brookfield, nuevo dueño mayoritario de Isagén, ofrezca buen precio, varios accionistas minoritarios se niegan a venderle.

  • A la asamblea de accionistas de Isagén, ayer en Plaza Mayor, acudieron más de 1.200 personas. FOTO Julio c. Herrera
    A la asamblea de accionistas de Isagén, ayer en Plaza Mayor, acudieron más de 1.200 personas. FOTO Julio c. Herrera
31 de marzo de 2016
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Así no se paguen dividendos este año. Así ofrezcan comprar la acción a 4.130 pesos, un precio jamás registrado en la Bolsa de Valores. Así no repartan utilidades. Consuelo Martínez tiene muy claro que no venderá a la canadiense Brookfield, nuevo dueño mayoritario de Isagén, las mil acciones que compró a 1.130 pesos cada una, en la primera emisión de la generadora, en 2007.

“No me importa si no me pagan dividendo, si no tengo ni voz ni voto, así sea la única que quede para ir a una asamblea con esos extranjeros, aquí me quedo. Seré una piedrita en el zapato, así también se hace país”, asevera esta bibliotecaria jubilada.

Y esa negativa a vender la señalaron a este diario otros cuantos accionistas “pequeñísimos”, como se presentan, en la última asamblea de Isagén, ayer en Plaza Mayor. Asistieron 531 accionistas y 681 más representados, de los 24.796 inversionistas que tiene hoy.

En cambio, Ana Clara Vélez, sí se decidió a venderle a Brookfield en la oferta pública de adquisición (OPA) que está abierta y espera reinvertir en otras empresas “que sí sean colombianas”: “vendo muy a mi pesar. Me da guayabo que el Gobierno haya vendido a Isagén, es que uno no vende la gallinita de los huevos de oro. Me hubiera encantado conservar las acciones. Tengo dolor en el alma”, confesó.

Ese sentimiento lo compartían adentro de un gran salón cientos de accionistas que aplaudieron a Roque Maya, extrabajador de la generadora: “esos 296.617 millones de pesos (de utilidades en 2015) no son nada para Brookfield, pero como no se reparten, quedaron todas para él”.

Al respecto, Juan Carlos Rocha, representante de la canadiense y quien presidió la asamblea, afirmó que la proposición de no repartir dividendos no era del accionista mayoritario, sino de la junta directiva de Isagén.

Pero salvo pocos accionistas sentados en las primeras sillas, muchos rebatieron cada cosa, hasta los honorarios aprobados para miembros independientes de la junta.

Ni los llamados a la cordura de Rocha restaron volumen a expresiones de indignación de pequeños socios. Tampoco calmaron los ánimos los argumentos del gerente de Isagén, Luis Fernando Rico, sobre la necesidad de mantener la salud financiera de la compañía.

A medida que se agotaba el orden del día en la última asamblea masiva de la generadora, el recinto se fue desocupando con caras enojadas y voces de protesta. Quizá el otro año, acuda Consuelo y quienes decidan no vender a Brookfield antes de julio.

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