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Samuel Castro. Editor Ochoymedio.info, Miembro de la Online Film Critics Society. Twitter: @samuelescritor
Un chasquido de dedos. Eso bastó para que la mitad de las personas y los héroes de la Tierra desaparecieran, por obra y gracia de Thanos.
La frase anterior podría perfectamente ser el comienzo de un relato mítico o el inicio de un evangelio. O tal vez lo es. Porque finalmente las multitudes de fanáticos que llenan hoy las salas de cine de todo el mundo, se acercan a estas películas con algo parecido al fervor místico. Por fortuna para ellos, Anthony y Joe Russo (y junto a los guionistas Christopher Marcus y Stephen McFeely) demuestran ser dignos de la misión que Disney y Marvel les han encomendado en “Avengers: Endgame”: crear un cierre emotivo y emocionante, capaz de abrir la puerta a nuevas aventuras y personajes, haciendo algo parecido a un disco de grandes éxitos de una banda veterana orgullosa del camino recorrido. Y aunque a veces se nota mucho que había que dar la salida a las series que tendrá la nueva plataforma de streaming de la compañía del Ratón (como lo que pasa con Loki, por ejemplo) el resultado es más que digno frente a desafíos narrativos (la profusión de personajes, la multitud de arcos dramáticos, mantener la combinación de comedia, drama y acción que es marca de la casa) que, para ser justos, buena parte del cine de autor jamás se plantea.
El primer logro es sorprendernos. Cuando todo parecía encaminado a una película que sería una eterna y extenuante batalla estratégica entre Thanos y los supervivientes de “Infinity War”, lo primero que nos muestra el guion son las consecuencias que sus pérdidas han tenido en la vida de todos. De esta manera se humaniza a los personajes, bajándolos de su pedestal omnipotente y haciéndonos cómplices de un dolor que podemos entender, porque nadie quiere perder a un amigo. Y luego, antes de la casi necesaria batalla grandilocuente y bellamente coreográfica del cierre, seguirán sorprendiéndonos durante buena parte del metraje, con una serie de vueltas de tuerca y apariciones estelares, que aumentan esa sensación mayúscula de complicidad profunda con su público, de un nivel que tal vez ninguna franquicia cinematográfica había conseguido hasta ahora.
Es tan consciente Endgame de su importancia dentro de la cultura popular, que se atreve a citar de varias formas a “Volver al futuro” o a “El gran Lebowski”, aceptando que hace parte de esas películas que se convertirán en referencia para una generación entera. Por supuesto que hacen esa declaración como quien no quiere la cosa, en medio de los diálogos ingeniosos o de cierta humillación innecesaria, con objetivos cómicos, que sufre alguno de los personajes, pero nunca perdiendo de vista que los superhéroes, como la religión o los mitos, están ahí para que guardemos las esperanzas: de que hay gente noble y honorable en este mundo, que hay vida después de la muerte o de que a pesar de todas las dificultades al final podremos festejar el triunfo de la justicia. De que después de tres horas de divertirnos, en un futuro no muy lejano podremos volver a vivir con estos amigos tan queridos, una nueva aventura.