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Una canción con la voz de la muerte
Crítico

Diego Londoño

Publicado

Una canción con la voz de la muerte

$Creditonota

Diego Londoño
@Elfanfatal

Hace unos días, en medio del programa de radio en el que participo, sonó desprevenidamente una canción que no había escuchado nunca. Se llama ¿Quién los mató? es interpretada por Nidia Góngora, Alexis Play, Junior Jein, acompañados por un coro de cantoras y, en lo audiovisual, con la maestría del director de cine chocoano Jhonny Hendrix Hinestroza. Toda una obra artística con la sangre musical del pacífico colombiano.

Desde que escuché la marimba de chonta cerré los ojos y me dejé llevar por ese título inicial repleto de incertidumbre y duda. ¿Quién los mató? De repente, gracias a ese efecto poderoso de la música, las lágrimas cayeron y me sumergí en una cadena de escalofríos incontenibles.

“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, fue la primera frase que se me cruzó por la cabeza cuando me acercaba a la mitad de la canción. Ese entrecomillado es el título de un poema de Cesare Pavese, lo escribió después de un fuerte desengaño amoroso. Cesare fue un poeta italiano, escribió esos versos después de romper con la actriz estadounidense Constance Dowling, a quien dedica esta poesía para mostrar su parte más íntima y pasa del amor a la muerte. De igual manera, ese mismo poema fue inspiración para Nicolanda y Andrés Calamaro para musicalizar parte del poema de Pavese.

Pero, ¿Quién los mató? tiene otra historia, otra búsqueda, otro propósito de memoria musical, con la banda sonora de nuestro pacífico, de nuestra Africa colombiana, con las marimbas de chonta, las semillas, las voces de cantadoras raizales, la percusión africana, el rap, el flow, la crítica, el sonido urbano y, también, la tradición.

“Madre, no llegaré a la hora de la cena. Aparecí en un lugar que no era mi hogar, dicen que ven mi cuerpo, oigo que me están llorando...”.

La canción hace un recorrido por los miedos de nuestro país, por el dolor de las madres, la desesperanza de los padres, el no futuro de los niños, la incertidumbre de las desapariciones y la sangre de municipios, corregimientos y ciudades colombianas.

Además de la música, la rima y la hermosa cadencia de los cánticos del pacífico, el video es una joya audiovisual que complementa de manera perfecta esta canción que hace arrugar el corazón.

Al terminar el tema, no solo las lágrimas seguían apareciendo, sino una fuerza imperiosa, un deseo porque muchos la escucharan y entendieran por lo que ha pasado esta tierra, nuestra tierra colombiana. Ahora, un palmarés de músicos y artistas comprometidos deciden eternizarla y hacerla poesía, deciden ofrecerla como una lucha por los sueños que ya murieron y por los sueños que vendrán.

No dejen de escucharla, no dejen de compartirla, es una canción que debe conocer toda Colombia. El dolor y la desesperanza, pero también la fuerza del futuro que se convierte en canción.

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