Pico y Placa Medellín
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Su corazón es una tambora que no para de sonar; su cabello es la libertad que ganó con la música; sus manos, la corriente del Magdalena que dirigen sin equivocación a sus músicos; su vida, una canción interminable que no queremos olvidar.
Sí, esa podría ser una descripción de Sonia Bazanta Vides, o Totó, o Totico como le empezaron a decir sus padres de cariño cuando solo era una niña. Y esa onomatopeya cariñosa le definió su vida entera, tanto que Sonia solo lo usa para salir del país, en los aeropuertos.
Su papá era baterista, su mamá, cantante y bailarina, y ella, como siguiendo el camino detrás de ellos, a orillas del río en Santa Cruz de Mompox, empezó a cantar imitando, bailando con los pies descalzos y la sonrisa, su sonrisa, siempre mirando...
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