De China son admirables la disciplina y poder de su sociedad y su economía. Su cultura. Pero acaba de compartir al mundo una noticia inquietante: una industria del norte del gigante asiático, llamada Norico, ensayó una bomba (no nuclear) que se considera superior a la “madre de todas las bombas” diseñada por la industria militar de EE. UU., lanzada en Afganistán en abril de 2017 contra el Estado Islámico.
Desalienta ver que haya tanto empeño en competir por la construcción de armas capaces de daños masivos, dado que su potencia no es inferior a la de las nucleares.