Por sus hechos los conoceréis, palabras sabias así no estén ni en la Biblia ni en el Corán. En un acto contra la Humanidad y sus huellas históricas, un ejército de psicópatas irredentos, milicias fundamentalistas islámicas, que desprecian al propio islam, religión de la apertura, cabalga arrasando, sin miramiento alguno, todo aquel o aquello que no profese su fe. Su barbarie no tiene límites.
Para saciar sus delirios, que riñen con los postulados mínimos de la civilización, el miércoles distribuyeron un video en el que sus huestes aparecen destruyendo, de manera metódica y furiosa, con mazos y taladros, figuras de la era asiria, con más de tres milenios, del museo de Mosul, en Irak, una de las joyas del patrimonio cultural de la humanidad. Ciegos contra la razón, todo aquel que piense y lo haya expresado en obras de arte, libros, ciencia o en simples ideas debe ser eliminado. Si creen que el Profeta lo dijo así, así es y no hay opción a rebatirlo. Es la expresión de la versión renovada del talibán, la cual empezó por destruir todos los monumentos arqueológicos de Afganistán.
La horda quiere regresar este planeta a los tiempos bárbaros de la Edad Media. Incluso en la Antigüedad se intentó la destrucción total de Tierra Santa. Se expresan decapitando, crucificando, lapidando o matando en la hoguera a hombres, mujeres y niños. La respuesta debe ser urgente, decidida, contundente y mundial, porque su proyección es global y nadie podrá estar tranquilo en ningún lugar del planeta.
