“Joyce, usted fue contratada para cocinar para mi familia y no para usted. Por favor, traiga su propia comida y cubiertos y, si es posible, coma antes que nosotros en la mesa de la cocina. No es por nada, es solo para que mantengamos el orden en la casa”.
Este fue el relato que compartió la brasileña Joyce Fernandes el pasado 19 de julio en su cuenta personal de Facebook, con la etiqueta que ella mismo creó #EuEmpregadaDoméstica (Yo empleada doméstica).
Cuatro horas después de su publicación, ya había conseguido más de mil “me gusta”, había sido compartida cientos de veces y consiguió 40 mil seguidores nuevos. Ese fue el momento en el que se dio cuenta del poder de la etiqueta.
La idea era sencillamente expresar las experiencias que ella había vivido en los 7 años que trabajó de sirvienta, como parte de una terapia que llevaba, pero la respuesta fue tan grande que decidió volverlo una página para que otros pudieran hacer lo mismo.
Retratos de abuso laboral
“La situación de las empleadas domésticas aquí en Brasil es como una esclavitud no terminada”, le señala Fernandes a EL COLOMBIANO. “No son empleadas domésticas, son esclavas domésticas”.
Para compartir sus experiencias, las mujeres pueden enviar sus historias por correo o mensaje interno y Fernandes las publica de manera anónima.
De las historias que ha recibido, una de las que más la marcó fue la de una mujer de 70 años, que tras 30 años de trabajo, tuvo que usar las escaleras del edificio, porque el ascensor para el servicio se dañó y el social era solo para los dueños y sus visitantes.
“La página quiere mostrar eso que sucede dentro de cuatro paredes y que nadie habla o comenta”, afirma. “Es que las personas no nos tratan como empleados, la mayoría nos considera propiedad”.
Con más de 117 mil seguidores, “Yo Empleada Doméstica” se ha vuelto un espacio de discusión, tanto de mujeres que fueron empleadas domésticas, como de personas que tuvieron sirvientas en sus familias y vieron la explotación desde el otro lado.
“Estamos abriendo un espacio, haciendo que nuestra voz suene. Con la página removemos la estructura de la familia tradicional brasileña, que se reflejada en los relatos”, concluye su administradora.