El parapente es un deporte relativamente nuevo que surgió a finales del siglo XX, gracias a la inventiva de montañistas que no deseaban tener que volver a caminar hacia abajo el trayecto que ya habían ascendido. Visitamos San Félix, corregimiento de Bello, para aprender sobre este deporte extremo y disfrutar del imponente paisaje que ofrece el cerro desde el cual despegan los paracaidistas. Al llegar al kilómetro 6, en la vía a San Pedro de los milagros, a la orilla de una montaña, en un mismo punto múltiples negocios ofrecen el vuelo en parapente. Antes de ir es mejor realizar una reserva previa y consultar si las condiciones climáticas son adecuadas para volar. Si hay cielo nublado, lluvia o truenos, será imposible elevarse. La llegada a la pista de despegue se puede lograr de dos modos: en carro, si se paga un peaje, o a pie, subiendo unos empinados y rústicos escalones. Cualquiera que sea el modo de transporte, a su llegada, se abre para el visitante una hermosa vista panorámica del municipio de Bello. Llegamos a las diez de la mañana, hora recomendable para ascender. En el lugar había varias personas, entre ellos extranjeros, quienes aguardaban su turno para despegar. Allí nos esperaba Alejandro Gallego, instructor certificado de parapente y dueño de la academia de vuelo Dragonfly. “En todos mis años de experiencia, no he tenido ningún accidente. Bajo control y siguiendo las normas de seguridad establecidas, el parapentismo no resulta peligroso”, nos relató. Varias personas ya habían remontado y se podía observar en el firmamento los coloridos parapentes que pintaban el cielo de naranja, rojo, y verde, moviéndose tranquilamente al ritmo del viento. Yeilin Pereira se preparaba para emprender un vuelo doble junto al instructor. Ya con todo el equipo necesario, que consistía del ala, dos sillas, cascos y paracaídas de emergencia, Yeilin e instructor comenzaron a correr y poco a poco, se veía cómo sus pies se elevaron hasta que dejaron de tocar el suelo. Su despegue no fue brusco ni agresivo, en cuestión de segundos ya se encontraban en el aire. Durante media hora, disfrutaron de una experiencia que Yeilin calificó como tranquila y relajante, después de aterrizar, corriendo poco a poco hasta detenerse. ...