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Transmisión en vivo, ¿sin límite?

Con el tipo de contenido que se ha transmitido desde Periscope y Facebook
Live hasta ahora, se plantea la posibilidad de algún control de sus emisiones.

  • ilustración VALENTINA LEÓN
    ilustración VALENTINA LEÓN
14 de junio de 2016
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Cada vez más las redes sociales se han encargado de quitarle la primicia a otros medios de comunicación como la televisión y la radio, y se han posicionado como la alternativa más eficaz para transmitir y recibir información instantánea. Pero ahora van más allá y se apoderan de la programación en vivo, característica de estos medios tradicionales, con el gran añadido de la interacción con su audiencia.

La experiencia inmersiva que ofrecen herramientas como Periscope (de Twitter) y Facebook Live tienen muchas ventajas, pero también está poniendo sobre la mesa una serie de discusiones respecto a su alcance, límites y regulación. Las emisiones al aire le dejan poco o nada del control a estas plataformas sobre el contenido que se está transmitiendo públicamente, lo cual ha abierto interrogantes sobre su seguridad.

La evolución del video

La transmisión en vivo, que se popularizó con Livestream desde su creación en 2007, no se distanciaba mucho de la televisión porque necesitaban una conexión más eficaz de la que tenían. Los mensajes de quien transmitía llegaban con segundos de diferencia y esto entorpecía la comunicación.

Todo cambió hace un año con la llegada Meerkat y poco tiempo después con el lanzamiento de Periscope, aplicaciones que permiten a sus usuarios producir y seguir transmisión en vivo desde sus dispositivos móviles.

Periscope, que al poco tiempo fue adquirido por Twitter y derrocó a su predecesor, popularizó la transmisión en vivo en redes sociales cuando medios de comunicación, celebridades y políticos comenzaron a aprovechar la plataforma para darle un nuevo producto a sus seguidores. Sus desarrolladores querían “crear la cosa más cercana a la teletransportación”, como declararon en la revista sobre tecnología “wired” en el momento de su lanzamiento. Y se acercaron a su objetivo.

Por supuesto, Facebook, el gigante de las redes sociales, no se podía quedar atrás. A principios de abril, de este mismo año, estrenó Facebook Live, con los objetivos de invitar a sus usuarios a generar más contenidos originales en la página y darles razones para permanecer más tiempo conectados.

Si bien es muy similar a la propuesta de Twitter, este cuenta con una ventaja de más de 1.5 billones de perfiles, contra los 305 millones de usuarios activos de Twitter.

En el lanzamiento de Facebook Live, Mark Zuckerberg lo calificó como la “extensión lógica del video”, y sería natural que con el crecimiento de redes públicas de wi-fi y de datos más veloces, los proveedores de servicios aprovecharan la posibilidad para ofrecerle a sus usuarios herramientas cada vez más potentes.

¿Dónde están sus límites?

Una joven francesa que se suicida “en vivo”; un hombre que, sin proponérselo, transmite como le propinan varios disparos mortales; otro que comparte a la mirada de espectadores curiosos el parto de su hijo. Tantos usos que se le han dado a estas plataformas llevan a preguntarse: ¿cómo controlar lo incontrolable?

Además, están los casos de quienes han aprovechado las dinámicas de la transmisión en vivo desde dispositivos móviles para grabar contenido que de otra forma sería pago. Una cuestión de piratería, que llega incluso a competir con los torrent y los lockers.

El pasado 28 de mayo, un joven estudiante de la Universidad de Valparaíso que asistió al estreno de la película A Aa, en el teatro Muvico Rosemont, en Chicago, transmitió la película por Facebook Live. Unos meses antes, usuarios grabaron el estreno del lanzamiento de la última temporada de Juego de tronos.

También pasó, un año atrás, durante la “pelea del siglo” entre los boxeadores Mayweather y Pacquiao. Mientras que HBO y Showtime se aliaron para ofrecer por el sietema pague por ver el evento deportivo, algunos aprovecharon el aplicativo para transmitirla gratuitamente a sus seguidores de Twitter. Al respecto, cuando terminó la pelea, Dick Costolo el director ejecutivo de Twitter, trinó: “Y el ganador es... @Periscopeco”.

Esto plantea una discusión respecto a la libertad de información en internet. Si bien se ha buscado que las redes sociales sirvan para la potenciar la libertad de expresión de los usuarios y las mismas personas buscan opciones para tener y generar un mayor acceso a los contenidos de interés, la piratería no deja de ser una acción ilegal.

¿Qué consecuencias tienen las personas que realicen o siga la transmisión? La abogada María Constanza González, de Wolf Mendez Abogados Asociados, firma especializada en propiedad intelectual, explica que aunque los que vean la transmisión no corren riesgo, quien realiza la transmisión puede enfrentar una demanda de carácter civil o denuncias penales por violación a los derechos patrimoniales de autor y conexos.

“Los mencionados derechos se traducen en la facultad que tienen unos y otros de autorizar o prohibir la utilización de sus obras, en el caso de los productores; y la utilización de sus emisiones en el caso de los organismos de radiodifusión. En otras palabras, se trata de derechos de exclusividad”, comenta la abogada.

Frente a esta situación se teje una pregunta sobre la responsabilidad de las plataformas, y Pablo Fernández, abogado de la firma española Abanlex, explica que la normativa no obliga a las plataformas tecnológicas a tener acción preventiva para controlar estos casos. Solamente al recibir una alerta, por parte de los demás usuarios, de que se está usando indebidamente su aplicativo, se vuelven legalmente responsables y deben terminar la transmisión.

Por su parte, Mauricio Vásquez, experto en redes sociales de EAFIT, piensa que debe haber una “alfabetización y autoregulación de los mismos usuarios, porque siempre debe primar el principio de la libertad de expresión sobre la censura y en medio de estas situaciones se pueden aprovechar para violar este derecho”.

Así, se puede decir que tanto las plataformas, como los usuarios, siguen siendo novatos en esta práctica y habrá que esperar a que el mismo uso termine por delimitarlo.

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