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Tiene la fotografía del abuelo que murió hace más de 30 años. Nunca le conoció la sonrisa ni la mirada. Lo poco que sabe de él es por los recuerdos que le cuentan sus padres o lo que ve en las imágenes del álbum fotográfico familiar. ¿Se imaginó alguna vez que podría darle vida a esas fotos y quizás resolver preguntas sobre el pasado del abuelo? La tecnología ha avanzado tanto que con Inteligencia Artificial (IA) es posible conseguir un resultado bastante parecido a lo real.
Por medio de la técnica Aprendizaje Profundo (en inglés deep learning) se logra una animación corta de movimientos sutiles del rostro. Son segundos. Entonces se mueven los ojos, los labios, la cabeza. Algo inimaginable, sí. Es una manera de recuperar la memoria histórica familiar. Su abuelito le sonríe.
“Para hacer este tipo de aplicaciones se requiere, desde el punto de vista de la IA, un entrenamiento previo en el que se implementan grandes cantidades de imágenes para entrenar el modelo antes de ponerlo a disposición del público”, dice David Restrepo, ingeniero físico. Estos algoritmos son tan poderosos que alcanzan un nivel aproximado a la realidad que “pueden confundir al ser humano”.
Así es posible
Lo primero que hace es evaluar las diferentes regiones de la imagen (en este caso la foto) y extrae la información (características como expresiones faciales) que “permita de forma numérica realizar una descripción para transformarla, clasificarla y luego hacer una transferencia de estilo asociada a lo que se quiere”.
Es decir, el sistema capta los datos, los imita y crea una copia exacta a partir de patrones y pixeles. “Para lograr el efecto se toma la expresión de una persona y se pone en la imagen de la otra”.
Restrepo añade que: “Para transferir el estilo se tiene una imagen estática de la que se preserva toda su información biométrica (el rostro) y también se tiene un video de una sonrisa, para lograr el efecto se toma la expresión de una persona y se pone en la imagen de la otra por medio de la IA”.
Andrés Cajamarca, gerente de Ingeniería de Fortinet Colombia, indica que esta tecnología analiza las imágenes por medio de “capas que se llevan a código y operaciones matemáticas, de esta manera es que se reconocen formas básicas como curvas y líneas, y se avanza hasta llegar a reconocer características como la nariz, los ojos, la boca o las pestañas”.
Luego de cumplirse este proceso en el que se aplican técnicas en las que se reconoce la distancia de los pómulos, la profundidad de los ojos y el tamaño de la boca, “se aplican filtros de una forma bastante realista, como lo hacen aplicaciones tipo FaceApp al momento de pedir que nos haga más viejos o más jóvenes”. Esto se traduce en que la aplicación, utilizando IA, toma el rostro de una persona y le transfiere el estilo asociado al envejecimiento.
Este proceso de modificación de las características físicas del rostro en una foto se conoce con el término ‘Deepfake’, palabra que combina el concepto de aprendizaje profundo (deep learning) con algo falso (fake).
Existen varios métodos para crear este tipo de contenido que da la apariencia de una imagen real. Uno de los más populares es el uso de la red neuronal generativa adversaria (GAN), que se entrena de manera autónoma para reconocer patrones mediante algoritmos.
“Los archivos multimedia como videos y fotos son editados y modificados sintéticamente, no hay una persona haciéndolo, los algoritmos generan la nueva pieza, de ahí viene el término falso porque no es el original”, explica Restrepo.
Para que esto sea posible, los algoritmos de aprendizaje automático utilizan la tecnología de reemplazo e intercambio de caras. “Entre los usos que más se ha dado es que se reemplaza el rostro de una persona por el de otra, logrando un efecto muy realista en la asimilación de las expresiones faciales o la vocalización de las palabras”.
En algunos casos los videos ‘Deepfake’ han sido creados con fines malintencionados que pueden mostrar, por ejemplo, a un líder o una celebridad diciendo algo que nunca dijo, lo que también se conoce como “noticias falsas” y que pueden tener un efecto negativo en la opinión pública.
Roberto Martínez, analista de Seguridad Senior en Kaspersky, advierte que cuando se tiene acceso a una imagen como la cara, esta puede se puede utilizar (hablando desde el mal uso) para suplantar una identidad o desprestigiar a otra persona, por lo que manifiesta que es clave revisar el tipo de compañía que hay detrás de las herramientas y los permisos que se le otorgan para no poner en riesgo la seguridad personal.
“Los actores maliciosos que abusan de este tipo de aplicaciones pueden recolectar la información de los usuarios y esto se hace viral porque a las personas les parece atractivo ver la transformación de su rostro o cómo se integran con un actor famoso en una película”.
Por su parte, Cristian Castiblanco, ingeniero de Adalid Corp, explica que al descargar este tipo de plataformas “lo que se hace es alimentar una base de datos en otro sitio”.
¿Qué quiere decir esto? Según el experto, “cuando se aceptan las políticas de privacidad de una aplicación se permite que vendan su información, cada plataforma se usa para un fin, a mayor accesibilidad menor privacidad”. Y ahí es donde debe tener cuidado: qué datos dará a cambio.
Pero no todo es oscuridad en el mundo de las aplicaciones de reconocimiento facial, también hay ventajas: se pueden encontrar personas reportadas como desaparecidas o descifrar los estados de ánimo. Todo depende del uso que le dé cada uno, esa es la clave