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Luego de 30 segundos de inmersión, Sofía reduce sus latidos a 30 por minuto. El corazón de una persona adulta, en estado de reposo, registra entre 60 y 100 latidos por minuto.
En un mes de pruebas, los científicos Dagnovar Aristizábal, de Sicor, y Jorge Reynolds, de la Clínica Shaio, midieron en el corazón de Sofía: actividad eléctrica, funcionamiento, sonidos y relación del cerebro con este órgano.
Los mamíferos, incluidos los humanos, no están hechos para sumergirse a grandes profundidades. Los cetáceos, como los delfines y las ballenas, son la excepción. Si compitieran serían campeones en inmersiones de este tipo.