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En un pasillo y cuatro habitaciones oscuras, iluminadas solamente por luces de neón color azul, naranja y morado, se reunieron el pasado domingo casi 30 jóvenes en torno a los e-sports (competencias de videojuegos, también conocidos como deportes electrónicos). En medio de gritos y risas se preparaban para una tarde de torneos de Dragon Ball FighterZ, Samurai Shodown y King of Fighters XIV.
El ambiente que se respira en Juegósfera, la primera gaming house de Medellín, un día de competencia es de ansiedad y expectativa. En la sala principal se enfrentan dos jóvenes que practican con una hora de anticipación para llevarse el premio. Están jugando una partida de Dragon Ball FighterZ, un videojuego de pelea similar a Mortal Kombat. Algunos parados detrás reaccionan con gritos y bromas a las estrategias de los jugadores, mientras van llegando más personas a inscribirse y un olor a lavanda, proveniente de un difusor de aromas, inunda la casa.
Aunque parece una tarde de entretenimiento como las que se celebraban en las ludotecas de los barrios, en las que se hacían partidas de Play Station con una cuota de inscripción que luego se repartía entre los ganadores, los creadores de esta casa, que se inauguró en Laureles hace dos meses y medio, visionaron mucho más que eso.
Fueron los gamers del equipo Break The Targets Sebastián Osorio, Jaír Díaz, Julián Osorio y Jorge Quiñonez quienes la fundaron y equiparon con doce computadores de alto rendimiento, cuatro consolas de Nintendo Switch, cuatro Play Station 4 y un Xbox One. El objetivo principal: que aficionados y quienes aspiren a ser profesionales en e-sports tengan un lugar para entrenar y acceder a profesores.
Santiago “Croven” Cuervo, un aficionado a Super Smash Bro, está en la primera habitación dedicada a Nintendo. Cuervo estaba liderando la jornada, recogiendo el dinero de la entrada y organizando los equipos para transmitir en vivo, porque “así como hay personas que pueden pasar horas viendo fútbol, ahora reunirse a ver a otros jugar videojuegos es una pasión”, según Gustavo Cardona, socio fundador de la empresa de E-sports Versus.
Sigue otra habitación destinada solo a PlayStation. Seis hombres practican para el torneo de The King of Fighters XIV, un videojuego de lucha. Llama la atención la presencia de una chica que los observa curiosa. Hay dos mujeres en toda la gaming house esa tarde, pero ninguna de ellas compite. Una observa los entrenamientos en la habitación de PlayStation y otra juega en la sala principal en una Nintendo Switch.
Al avanzar se escucha música electrónica que proviene del último cuarto. Es la sala destinada a Just Dance, donde unos 8 adolescentes bailan enérgicos frente a la pantalla. Al frente hay un cuarto oscuro y con poltronas. Es un espacio destinado para los videojuegos en celular como Clash Royale o Free Fire. En uno de los muebles hay una cobija porque “la gente se queda a dormir aquí”, comenta Cuervo entre risas. Al final hay una cocina y la habitación donde vive Isaac Sánchez, también conocido como “Burn”. Sánchez juega Super Smash Bros y es miembro del mismo equipo de los fundadores de la casa. Fue invitado para dar clases y estar pendiente de la casa (ver anécdota).
De regreso al salón principal se siente la energía a punto de comenzar a las 4:00 de la tarde. “Es muy emocionante ver lo que está pasando en la ciudad”, relata Cuervo y añade que más allá del dinero por un torneo, lo que une a estos jóvenes un domingo es el sentido de comunidad .