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Por paola cardona
Madrid, España
Los 13 ruteros colombianos presentes en la Ruta BBVA, que inició el pasado sábado en Madrid, llegaron con signos de cansancio por el vuelo de diez horas, en el que poco durmieron, recogieron sus mochilas y salieron rumbo al Canal de Santa Isabel II, donde debían reunirse con los demás jóvenes participantes.
España los acogió. En dos semanas regresarán a Colombia para continuar el camino y sorprenderse con un país que conocerán desde los desafíos más aventureros. Este viaje cultural, académico y expedicionario será intenso.
La vida en el campamento, con hasta 40 grados centígrados, tomó a algunos con algo de molestia, sobre todo porque provienen de sitios en los que el frío impera. Lo recalcó Estefanía Ramírez, de Marinilla. Sin embargo, los trece no se cansaron de repetir: “Vale la pena”.
Las visitas al Palacio Real y el Museo del Prado los ocupó en la primera jornada oficial. Camiseta, pantalón y zapatos de ruteros, los convirtió en una mancha blanca y caqui, conformada por 177 muchachos de cerca de 20 países, que recién comienzan sus carreras universitarias. Recorridos rápidos para observar lo más posible sin superar las horas destinadas en el itinerario.
En las carpas duermen por equipos; por equipos también tienen asignadas las funciones, como limpiar el campus o servir la comida. Cantan, se abrazan, se mueven, se adaptan, tratan de no pensar en el jet lag.
“Llevamos poco, pero sentimos que se nos transforma la visión del mundo”, afirmó Juanita Porras, de Armenia, en Toledo, donde pasaron el lunes.
Allí saludaron a las autoridades, escucharon sobre Cervantes e hicieron el recorrido por la ciudad laberíntica, de calles estrechas, que, por momentos, les ofreció algo de sombra para ir mitigando el sofoco de la caminata. “Hay diferencias culturales y pensamos en cómo se irá dando todo a medida que avance la Ruta. El apoyo de los monitores ha sido fundamental”, expresó Daniela Suárez, de Cali.
El martes, un encuentro les exigió protocolo. En el Palacio de La Zarzuela los esperaba el rey Felipe VI. No todos podían ir; alrededor de 50 fueron seleccionados, tres colombianos. Le dieron la mano, lo saludaron, se tomaron las fotos grupales y copiaron en su memoria esa experiencia única.