Al sur de El Cairo, siguiendo el cauce del río Nilo, las únicas pirámides que florecieron no son las egipcias.
Después de un par de recodos, cuando el cuerpo de agua se adentra en territorio de Sudán, aparecen las pirámides nubias, más pequeñas, puntiagudas y numerosas que las egipcias.
Edificadas como tumbas para los mandatarios del reino de Kush, una región que comprendía parte del sur de Egipto y el norte de Sudán, estas pirámides fueron construidas después de las egipcias. Algunas datan del 720 a. C., cuando la pirámide escalonada de Zoser, considerada la más antigua egipcia, es del 2650 a. C.
Su principal diferencia es su tamaño: la gran pirámide de Guiza alcanza los 139 metros de altura, mientras que las de Meroe comienzan en 5 o 6 y apenas —como si hacerlo fuera una proeza fácil— llegan a los 30.
En el 2014, la revista digital Slate escribió sobre el lugar y afirmó que esta pequeña región del desierto del norte de Sudán tiene más pirámides que la totalidad de Egipto.
Las cifras parecieran estar de su lado: se estima que en Meroe hay unas 220 pirámides en pie, mientras que en el 2008 el New York Times reportaba (mientras daba la noticia de que una nueva había sido descubierta) que en Egipto había unas 128.
Las pirámides nubias también se distinguen por su inclinación. Lo usual es que como la de Kefrén, que pertenece a la necrópolis de Guiza, tengan una pendiente de 50°. En Meroe, algunas alcanzan los 70°.
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