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Javier Santaolalla: ciencia, tusa y piano para entender el universo

Este español se ha convertido en uno de los referentes de la divulgación científica en las redes sociales. Estuvo en Colombia.

  • El científico español se presentó con su show en Medellín y otras ciudades del país. FOTOS: GYANI PINZÓN - FOTÓGRAFO DE ASTROTURISMO
    El científico español se presentó con su show en Medellín y otras ciudades del país. FOTOS: GYANI PINZÓN - FOTÓGRAFO DE ASTROTURISMO
hace 2 horas
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Por Daniela Callejas Delgado

La escena inicial del encuentro no fue la que muchos imaginarían. Nada de fórmulas en un pizarrón ni charlas sobre aceleradores de partículas. Javier Santaolalla estaba sentado frente a un piano, ensayando para El Club de la Tusa, el espectáculo con el que ha recorrido Colombia. Tocaba con una concentración casi matemática, como si cada nota fuera parte de una ecuación emocional.

Fascinaba verlo ahí: un doctor en física de partículas, con experiencia en el CERN y en el Gran Colisionador de Hadrones, que ahora mezcla ciencia, música, filosofía y emociones en un show que se atreve a usar la tusa como metáfora de la vida.

Santaolalla (Las Palmas de Gran Canaria, 1982) es hoy una de las voces más influyentes en la divulgación científica en español. Ingeniero, físico, ex investigador del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) y cofundador de Big Van, Científicos sobre Ruedas, decidió dejar el laboratorio para acercar la ciencia a la gente. Con un estilo directo, fresco y creativo, ha conquistado ferias del libro, redes sociales, escenarios y teatros, llevando la física más allá de la academia.

Su gira por Colombia cerró en Bogotá, tras pasar por Medellín, Cali y Barranquilla. A pesar de una agenda intensa y agotadora, logró llenar auditorios en cada ciudad. En medio de ese torbellino, conversó con EL COLOMBIANO sobre lo que significa este país en su misión de divulgar ciencia, los retos de la juventud y el valor de arriesgarse, incluso cuando se trata de emociones.

¿Cómo lo ha tratado Colombia en esta gira?

“De maravilla. Ha sido una experiencia increíble. Aquí se da una combinación que me encanta: gente apasionada por la ciencia y mucha juventud. Esa mezcla es poderosa. La calidad humana de los colombianos me ha sorprendido. Ya había estado en Bogotá durante la Feria del Libro de 2023, pero esta vez pude conocer también Medellín, Cali y Barranquilla”.

¿Tuvo tiempo de disfrutar algo fuera de los escenarios?

“Fue un recorrido muy exigente, incluso agotador. Pero tuve un regalo inesperado: ver a la Selección Colombia en su partido contra Bolivia y celebrar la clasificación con la camiseta puesta. Me quedaría una semana más solo para descansar y disfrutar del país”.

¿Por qué considera que Colombia es clave para la divulgación científica?

“En realidad, cualquier lugar lo es. Pero en países como Colombia, donde hay una población tan joven, la divulgación se vuelve aún más urgente. Para mejorar la calidad de vida en el futuro, esa juventud necesita estar preparada en ciencia y tecnología. El siglo XXI nos traerá desafíos como la inteligencia artificial, la robótica o los viajes espaciales, y necesitamos sociedades listas para enfrentarlos”.

Su show mezcla ciencia con emociones. ¿Cómo surgió El Club de la Tusa?

“Surgió de dos fuentes. Primero, de una tusa personal que me hizo reflexionar sobre el amor y cómo transformar el dolor en algo positivo. Y segundo, de mis lecturas en humanidades: poesía, filosofía, literatura antigua. Ahí encontré ideas que no suelen aparecer en la ciencia. La unión de esos mundos dio origen a este formato tan creativo”.

¿Qué espera que se lleve el público tras ver el show?

“Alegría, motivación, inspiración. Que aprendan algo de ciencia, claro, pero sobre todo que salgan con un amor renovado por la vida”.

¿Es consciente del impacto que tiene como divulgador?

“Sí, lo pienso mucho. Es un orgullo y una responsabilidad enorme. No es un trabajo fácil: hay muchas horas, viajes, sacrificios personales y también una carga emocional. Pero el cariño que recibo de la gente me impulsa a seguir”.

Un mensaje final para los jóvenes colombianos, especialmente para las mujeres que aún enfrentan barreras en la ciencia.

“Nada es fácil, pero el esfuerzo siempre vale la pena. Vivimos en un mundo que a veces ve el riesgo como algo negativo, pero no hay éxito sin riesgo. Les diría que se formen, que se arriesguen, que se atrevan a dar pasos hacia sus sueños. En el camino hay sorpresas maravillosas. Estudiar y apostar por lo que uno ama siempre merece la pena”.

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