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No se contagie del pánico al coronavirus

La desinformación se ha propagado por el mundo incluso más rápido que el llamado virus Covid-19.

  • ilustración laura ospina
    ilustración laura ospina
06 de marzo de 2020
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EL COLOMBIANO está haciendo una cobertura completa con los artículos más relevantes sobre el coronavirus y para lectores de todas las edades. Encuentra lo que debes saber de la pandemia aquí.

Las imágenes de ciudades hoy desiertas por el toque de queda, mientras antes se veían colmadas de gente. Las fotos del personal médico en trajes aislantes entrando a cruceros en cuarentena por el nuevo coronavirus. La noticia de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote como una pandemia. Esas escenas, todas reales, pueden dar la sensación de que el peligro es generalizado, que el mal es inminente y que se perdió el control. Pero calma, no es así.

Al contrario, son un registro de que los gobiernos y los organismos multilaterales, como la OMS, están tomando medidas y que todo lo que se ha aprendido de los contagios masivos en el pasado se está poniendo en práctica hoy.

Entonces, ¿por qué se han expandido el miedo, las dudas y la información falsa, inclusive con mayor velocidad que el nuevo coronavirus? La OMS ha usado el término infodemia para referirse a esta “epidemia” nociva de rumores que se generan durante los brotes de alguna enfermedad. ¿Cómo contrarrestarla?

La otra epidemia

En una entrevista con Marta Aliño Costa e Irene Cano López, doctoras en neurociencias y parte del equipo directivo del máster universitario en neuropsicología clínica de la Universidad Internacional de Valencia, aseguran que es posible “vacunarse contra este otro virus de desinformación”. Proponen dos formas distintas: utilizando medios de comunicación fidedignos para informarse sobre el nuevo coronavirus y aplicando técnicas de control del estrés.

Ellas sostienen que desde ahí empieza el impacto de una enfermedad más allá del contagio y es el que ataca la mente de las personas.

La alerta social creada en relación a esta pandemia, dicen las investigadoras españolas, hace que ciertas dimensiones de personalidad, como la inestabilidad y el uso excesivo de internet para buscar respuestas sobre salud, pueden producir ansiedad.

En algunos casos más críticos puede darse el trastorno denominado hipocondría, que implica preocuparse excesivamente por padecer o poder contraer una enfermedad grave. Las personas que lo sufren pueden presentar ciertos síntomas físicos y considerar que están relacionados con el nuevo coronavirus o creer que sensaciones corporales normales como un simple estornudo son la prueba de que están infectados.

Si se siente ansioso por lo que ve en las noticias ellas recomiendan que busque centrarse en corregir errores de interpretación con buena información. Favorezca un pensamiento realista sobre la situación, analizando los datos reales con los que se cuenta.

En perspectiva

A medida que los casos se multiplican (121.564 confirmados en el mundo, que ha provocado 4.373 muertes y se han registrado personas infectadas en 118 países), China parece comprender mejor cómo actúa este virus. La información que se ha conocido sobre esta epidemia es mucha desde que se reportó a la OMS, el 31 de diciembre de 2019.

Uno de los estudios científicos sobre el virus, que revisa las tendencias en cifras de casos en China, fue publicado por el Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades (CCDC). Este encontró que no todo el que se contagia se afecta gravemente, ni todo el que se infecta muere: más del 80% de los casos han sido leves.

Además, halló que las personas enfermas y los ancianos son los sectores de la población con mayor riesgo; en mayores de 80 años está la mortalidad más alta (14,8 %). Asimismo, 66.239 personas se han recuperado.

Entonces, ¿qué es verdad?

Para entender qué está pasando con el Covid-19, como la OMS lo bautizó, la candidata a doctor en Epidemiología de la Universidad de Antioquia, Jehidys Estela Montiel, sugiere empezar por entender cómo es que se estudia una infección viral. Antes de hablar de epidemias y pandemias, puede ser útil reconocer qué es un brote y qué es una endemia.

Montiel explica que se habla, por ejemplo, de que una enfermedad es endémica cuando se presenta en un área localizada. La malaria es endémica de varias regiones en Colombia. No se considera epidemia porque siempre hay casos en una región puntual.

Y se habla de un brote, continúa la especialista en su aclaración, cuando hay un incremento inusitado del número de casos en comparación a lo que se espera. “Por decir algo, estamos acostumbrados a que en una zona endémica para malaria se presentan 20 casos en un mes, pero luego en el siguiente mes se dan 50 casos. Este incremento es inusual. Y por eso se habla de un brote”, agrega.

Estos términos no solo se usan para referirse a un virus, el término aplica al referirse a enfermedades transmitidas por alimentos como un pollo contaminado con salmonella.

Nombrar es clave. De esta manera se puede saber cómo actuar ante un evento de salud u otro. Cuando el número de casos está afectando a más de un área geográfica se pasa de llamar brote a epidemia. Y cuando los casos se reparten por el mundo, el término adecuado es pandemia.

El director general de la OMS, Tedros Ghebreyesus, declaró que el elevado número de casos fuera de China hace necesario cambiar la definición a la de pandemia. “Estamos preocupados por los niveles alarmantes de propagación y por los niveles alarmantes de inacción”, dijo. “Es una palabra que, mal usada, puede causar un miedo irracional, o la aceptación injustificada de que la lucha se ha acabado, lo que llevará a un sufrimiento innecesario y a la muerte”, agregó y aclaró que más del 90% de todos los contagios se han producido únicamente

Estudiar una infección viral

La Epidemiología explora las mejores estrategias para enfrentar eventos de salud o enfermedad que requieren vigilancia. Cuando se están estudiando brotes, epidemias y pandemias, es clave confirmar los casos. “Para el nuevo coronavirus se debe identificar a través de una técnica molecular”, explica Montiel. De lo contrario se le llama caso sospechoso, sin importar que se tenga la sintomatología. Cada evaluación dependerá de la enfermedad que se estudie. Para la malaria la prueba de laboratorio es diferente, por ejemplo.

La metodología que se suele usar para explorar científicamente qué es lo que sucede en un brote es un estudio de casos y control (ver paréntesis). En estos se selecciona una muestra de personas con la enfermedad, y otra sin ella para identificar cuáles son los factores de riesgo o qué es lo que está infectando a un grupo de personas enfermas y no enfermas en cuanto a exposición, la edad, asuntos comportamentales y otros factores.

Al principio se supo que la mayoría de los casos del nuevo coronavirus se relacionaban con un mercado de animales exóticos y salvajes. Es por lo que se genera la hipótesis de que viene de del mercado de Wuhan. Pero los estudios para identificar si se ingirió o saltó de un murciélago a humanos requieren más trabajo.

Esta es la razón por la que los científicos hablan con cautela y en medio de sus procesos de reunir datos y hacer relaciones podrían tener que retractarse. Aquí la clave es usar la metodología adecuada y obtener el visto bueno de otros investigadores, como sucede con los artículos académicos de las revistas indexadas. En ellas lo publicado pasa por el ojo de otros expertos en la misma área de conocimiento.

Hay muchas afecciones (ver paréntesis). Por ejemplo las autoinmunes son devastadoras, pero su frecuencia es tan baja que la salud pública no siempre las prioriza.

Cuando se habla de salud pública implica que una determinada enfermedad afecte a un conglomerado grande de población, porque los recursos son limitados.

Los eventos de salud que están en el programa de vigilancia son los que reciben la mayoría de recursos. Por eso, a algunos epidemiólogos como Zulma Cucunubá, médica colombiana del Imperial College de Londres, recuerdan que el país debe prepararse para responder a Covid-19, simultáneamente con otras epidemias en curso como el Dengue.

Montiel aclara además que las medidas que se están tomando para prevenir el contagio del nuevo coronavirus en el país son las adecuadas ya que acatan la alerta que puso la OMS al respecto.

Terapia de choque

Junto con el contagio, la mortandad de un virus es una parte importante de su perfil para los investigadores. Se estima que el nuevo coronavirus tiene una tasa de reproducción básica de alrededor de 2,5, lo que significa que es probable que cada persona infectada contagie a dos o tres personas. “Eso lo hace tan contagioso como el virus del ébola, pero mucho menos letal y contagioso que, por ejemplo, el sarampión”, según explica Francisco Javier Díaz, médico virólogo y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Es probable que una persona con sarampión infecte a otras nueve personas.

Fuera del epicentro, los riesgos del coronavirus son bajos comparados con los de otras enfermedades, agrega Díaz. La recomendación para prevenir su contagio sigue siendo la misma: lávese bien las manos y mantenga una buena higiene respiratoria. Por ejemplo, si tose tápese la boca y la nariz con el codo flexionado o use un pañuelo y deséchelo.

El pánico público no es necesario, sí lo es la acción decisiva que están adoptando las instituciones de salud pública y el deber de los ciudadanos de informarse en fuentes confiables y no contagiar a los demás con rumores.

muertes a causa del nuevo coronavirus. Ya van más de 121.500 casos: OMS.
recuperados tras adquirir el nuevo coronavirus: OMS.

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