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La actividad física se sale de los gimnasios

Si no es un amante al ejercicio, existen alternativas que pueden resultarle atractivas y ayudarle a su salud

  • Algunos Centros Comerciales de la ciudad ofrecen clases alternativas de yoga o baile sin ningún costo. FOTO Mario Valencia
    Algunos Centros Comerciales de la ciudad ofrecen clases alternativas de yoga o baile sin ningún costo. FOTO Mario Valencia
05 de febrero de 2017
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La tendencia fitness ha distanciado a los no fitness de los gimnasios. “Cuando iba me sentía mal y hasta juzgada”, afirma Jessica Suárez, comunicadora social y profesora de yoga, que por años intentó asistir regularmente al gimnasio pero que “al ver los despampanantes cuerpos de las mujeres” y los marcados cuerpos de los hombres, posponía sus propósitos hasta el enero siguiente cuando la historia se repetía.

Los cuerpos perfectos, la música, generalmente electrónica, los complementos vitamínicos, los espejos y las grandes máquinas para los diferentes ejercicios pueden resultar abrumadores para algunos que como Jessica, prefieren la intimidad y la tranquilidad de lugares alternativos a los gimnasios.

“Desde que empecé a ir a clases de yoga sentí que realmente encajaba, no había presión y la profesora siempre se enfocaba en decirnos que disfrutáramos ese espacio que le estábamos regalando a nuestro cuerpo”, explica Jessica, quien define el yoga como una actividad íntima que la lleva a experimentar calma, paz, y una conexión espiritual “porque siento que uno va hacia adentro”.

Susana Marulanda sale diariamente a trotar por su vecindario. Como vive en Caldas se le hace más amigable su ruta porque corre entre arboles y montañas. “Al principio lo hacía por salud, claro que también porque mi autoestima lo necesitaba”, cuenta Susana, que con su disciplina sin esfuerzos, como lo resalta, ha rebajado más de 10 kilos en seis meses. “Yo no estoy marcada, no me interesa, corro todos los días por casi una hora. Mi salud y mi capacidad física actual hablan por mí”, dice, explicando que aunque era “gordita” empezó a trotar para dejar su adicción al cigarrillo, luego me encariñé con el aire fresco de la mañana”.

Ni Jessica ni Susana pensaron que terminarían necesitando hacer actividad física para estar bien. Su idea era que no servían para hacer ejercicio. Sin embargo, ambas alientan a quien piense igual que ellas, que el ejercicio no es su fuerte, para que de manera natural empiecen a buscar una actividad que las haga sentir mejor.

“Es que uno solo se da cuenta que necesita mover el esqueleto cuando empieza a hacerlo”, dice Susana asegurando que aparte de la sensación de bienestar, el cuerpo empieza a reclamarla.

Por salud, necesidad o gusto, la idea es dejar el sedentarismo y regalarse unos minutos diarios con una actividad con la que se conecte y sienta que amerite su esfuerzo. Patinar, bailar, nadar y salir a recorrer las montañas pueden ser opciones alternativas a las que aquí se recomiendan.

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