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¿El aborto puede ser un método anticonceptivo? Una pista: no

Creer que las mujeres no logran diferenciar entre un método anticonceptivo y el aborto es subestimar su inteligencia y capacidad de decisión. Además, hay criterios médicos que establecen límites.

  • La interrupción voluntaria del embarazo (el aborto) en Colombia estaba permitida solo bajo tres causales (si la vida de la mujer está en peligro, si el feto tiene malformaciones o cuando el embarazo es producto de una violación). FOTO EFE
    La interrupción voluntaria del embarazo (el aborto) en Colombia estaba permitida solo bajo tres causales (si la vida de la mujer está en peligro, si el feto tiene malformaciones o cuando el embarazo es producto de una violación). FOTO EFE
22 de febrero de 2022
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Entre las ideas que preocupan, a propósito de la despenalización del aborto (o interrupción voluntaria del embarazo, IVE) en el país, está aquella que defiende que las mujeres lo incorporarán como un nuevo método anticonceptivo, es decir, que dejarán de utilizar otros métodos como el DIU, las pastillas o el condón.

Esta creencia está ligada a la posibilidad de que aumente de forma desproporcionada el número de intervenciones para tal fin. Sin embargo, los datos disponibles en la actualidad demuestran lo contrario. De acuerdo con el Instituto Guttmacher, organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos, la tasa de abortos en los países que prohiben la IVE (o que la permiten solo en caso de riesgo) es de 37 por cada 1.000 habitantes, mientras que en aquellos países en los que está permitida, la tasa es de 34 por cada 1.000.

Aunque la diferencia no es estadísticamente significativa, desmonta la falsa idea de que la legalización fomenta la práctica, por el contrario, tales cifras pueden ser reflejo de que al dejar de ser una práctica ilícita, se responde más efectivamente a la necesidad de fortalecer la educación sexual y reproductiva por parte de las autoridades.

“El aborto no es un método anticonceptivo, no debe verse como tal. Creer que puede serlo es una prueba de una serie de problemas que están ‘bajo cuerda’, por ejemplo la falta de educación sexual y la inequidad en el acceso a los servicios de planificación familiar”, señala Sandra María Vélez Cuervo, ginecóloga y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

La diferencia es evidente
Los métodos anticonceptivos, como su nombre lo ilustra, son aquellos que previenen la concepción, es decir, que evitan la unión entre el ovulo y el espermatozoide. Por su parte, el aborto es un procedimiento al que se acude cuando la concepción fue efectiva, pero no es deseada.

La divergencia es clara, comenta Nancy Becerra, psicoterapeuta con enfoque de género (@nancybecerra.psy), “las mujeres tienen la capacidad cognitiva para diferenciar ambas opciones, para saber que incluso una es más compleja que la otra”. De acuerdo con su lectura, asumir que una mujer puede equiparar el aborto con un acto cotidiano, es subestimar su capacidad de discernimiento.

Ahora bien, es fundamental tener en cuenta que la existencia de métodos anticonceptivos no garantiza al 100% que no se efectúe un embarazo. “Cada uno tiene un grado de falla, el único que es totalmente efectivo es la abstención del acto sexual”, complementa la ginecóloga Vélez.

No es un método de rutina
Como cualquier intervención médica, farmacológica, o incluso, como el embarazo mismo, el aborto implica riesgos para la salud (sangrado, infección, alteración hormonal, lesiones) y en esa medida, no sería recomendado por los especialistas como un procedimiento de rutina.

Los riesgos de la interrupción aumentan conforme más pasa el tiempo, acota Vélez, después del primer trimestre suele haber más peligros. Bajo esa certeza, ya para 2006, año en el que Colombia permitió el aborto en el marco de tres causales (si la vida de la mujer está en peligro, si el feto tiene malformaciones o cuando el embarazo es producto de una violación), “más del 80% de los abortos se hicieron en el primer trimestre de gestación”, reseña Catalina Martínez Coral, directora regional del Centro de Derechos Reproductivos e integrante del movimiento Causa Justa en su cuenta de Twitter.

Finalmente, tenga presente que en Colombia, desde 2015, está estipulado por ley el acceso a consulta preconcepcional, aquella que permite que los usuarios del sistema de salud obtengan con su médico general la información necesaria para planificar su vida sexual y reproductiva, acorde con el proyecto de vida. “Hay que buscar la raíz, la prevención del embarazo no deseado. La educación en salud sexual y reproductiva, y la atención segura en todo proceso son la clave”, puntualiza Vélez.

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