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Para José David Madeiro, el público más difícil y exigente es el infantil. Según este músico colombiano, reciente ganador del Factor X, si a los niños no les gusta algo, se desconectan de inmediato. “Son los verdaderos artistas, porque tienen mucha imaginación, así que aprendo siempre de ellos”, añadió.
Conocido en la música como Madeiro, este barranquillero desde pequeño tuvo amor por los instrumentos de cuerda. De hecho, dice no saber exactamente cuántos toca, “pues siempre se me escapa alguno”. Para hablar de su formación musical, de su trabajo como productor y su paso por el concurso del Canal RCN, Madeiro habló con EL COLOMBIANO desde Barranquilla.
Usted desde pequeño empezó en la música, ¿no?
“Sí. Mis viejos a los cinco años me metieron en clases de piano. Al comienzo no me gustaban, las odiaba, pero luego les fui cogiendo gusto y me enamoré completamente de la música. A los 12 años empecé a tocar guitarra, batería y bajo, o sea, me volví loco con los instrumentos. Yo todavía no cantaba a esa edad. Fui estudiando y como a los 14 años me regalaron una consola pequeña con la que me puse a grabar bandas de rock and roll, de metal y de punk en Barranquilla. Cobraba como $20.000 por la canción”.
De ahí pasó a estudiar en la Universidad...
“A los 18 años me gradué del colegio, y mis viejos tuvieron la potestad de mandarme a la universidad, donde estudié Producción Musical. Egresé de ella y no conseguí trabajo, casi termino trabajando en un call center. La situación es difícil para los músicos, aquí y en todas partes del mundo, tema por el que me gustaría hacer algo. Quiero sembrar un granito para crear conciencia de que tenemos que apoyar a los músicos. En todo caso, después monté una agencia de comunicación estratégica y de publicidad. Me fue muy bien, pero me aburrí de eso porque no era lo mío. A mí me gusta es la música, así que me metí al Factor X”.
¿Pero antes tuvo una etapa como productor musical?
“Es cierto. Estuve produciendo música infantil seis años, produje una canción que se llama La Vaca Lola, que es como la canción rockstar de los niños, tiene como 2.000 millones de vistas en Youtube. Producir para los niños es muy gratificante, ellos son increíbles porque uno piensa que es creativo y es artista, pero los artistas son los niños. Ellos tienen mucha imaginación, así que aprendí mucho de ellos. Me parece más difícil producir música para niños que para adultos, por eso es que los grandes deben meterse en los zapatos de ellos. Ellos son los más exigentes, porque si no les gusta lo que ven, se van para otro lado, se desconectan”.
¿Y siempre tuvo como género predilecto el rock?
“Yo escuchaba Led Zeppelin a los seis años. Todos mis primos y tíos eran rockeros, eso viene desde las venas. Entonces desde chiquito la energía que tiene el género me hacía vibrar. Obviamente, cuando estudié Producción abrí mucho mi espectro musical, siempre me ha gustado la música clásica, por lo rica que es en cuanto a armonías. El rock siempre ha estado conmigo, pero lo he venido nutriendo desde pequeño, y en algún punto también dije: ‘uno puede darle una vuelta al rock’, y es lo que estoy intentando hacer”.
Para usted, uno de los objetivos siempre fue perder el miedo en el escenario...
“Sí. Cada gala era un examen, y mi mayor dificultad era mi trabajo vocal. Yo siempre había estado de este lado del vidrio, no había estudiado técnica vocal. Fue muy chévere porque allá (en el Factor X) me enseñaron muchas cosas, la pausa de la pandemia me dio un respiro para decir: uy, me voy a meter a estudiar”.
Y en cuanto a sus presentaciones en el escenario, ¿cómo logró que se vieran naturales?
“Mira, ninguna gala salió como la ensayé. Yo siempre salía y me regaba. Para mí era un concierto con un millón de personas en mi cabeza”.
El jurado del Factor X lo destacó por los instrumentos que toca, ¿cuántos son?
“Siempre que me preguntan cuántos son me falta uno. O sea: batería, bajo, guitarra, piano, charango, tiple, banjo, kazoo, y toco más que todo cualquier instrumento de cuerda. Si me das tres días, busco los acordes y como son cuerdas, uno las pisa y empieza a entender. De pronto el día de mañana me encuentras tocando una cítara”.
Ellos tuvieron un elogio diciendo que su paso por allí fue un solo concierto.
“Que ellos me hayan dicho que era un concierto eterno conmigo, gala tras gala, fue muy lindo porque logré transmitirles lo que yo estaba sintiendo en el escenario”.
Terminó teniendo una buena conexión con ellos...
“Con todos. Con Rosana yo corroboré que ser uno mismo paga. De Piso 21 puedo decir que son unos bacanes, no puedo decir más de ellos, saben disfrutarse la vida. Y con Jose fue todo por lo alto. Para él todo tiene que ser perfecto”.
¿Qué cosas vienen ahora en su proyecto musical?
“Música nueva y conciertos. Voy a ponerme a producir, pero lo que más quiero es que haya conciertos