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Si está pensando en adoptar una mascota, o si ya tiene a una compartiendo en su hogar, tenga en cuenta las necesidades de cada especie, raza e individuo. La forma en que habiten su casa será fundamental para garantizar su salud mental y física.
Para la etóloga Alejandra Mejía un buen espacio es indispensable para que las mascotas puedan desarrollarse, alimentarse, jugar, sentirse seguras y expresarse.
En esta misma línea está la veterinaria de la Universidad de Antioquia Mónica Hernandez, quien argumenta que el compromiso de adquirir una mascota no debe justificarse como un capricho, sino que precisamente es una responsabilidad, donde los dueños deben adaptarse y entender las necesidades de su mascota, de lo contrario puede adquirir malos comportamientos que harán que la convivencia sea muy complicada para las dos partes.
Marcas genéticas
Mejía explica que “los gatos y perros domésticos tienen una información genética que los remonta a la vida silvestre. Entonces asociándolo a eso, obviamente ellos necesitan suficiente espacio para desarrollarse adecuadamente y tener tanto salud física como mental”.
Como cuenta la etóloga especializada en gatos María Soledad “cuando hablamos de gatos hablamos de felinos y cuando hablamos de felinos hablamos de un depredador que necesita alturas y movimiento para sentirse seguras, que dominan el espacio”. Además, son criaturas territoriales, por lo que se recomienda que no deban compartir su espacio con otras mascotas.
Por su parte, la etóloga especializada en perros, Sandra Rojas, dice que los canes, al ser decendiente de los lobos, sienten que deben tener un rol, un lugar físico y mental en el que puedan habitar y ser parte de esa manada que es su familia, “hagase de cuenta que son soldados”, entonces deben tener una línea de mando clara y un lugar en el que pueda descansar de su trabajo.
Enriquecer los espacios
Algunas recomendaciones generales que da la veterinaria Hernandez da sobre los espacios para la mascota son “mantener un área para el descanso, que sea cálida, protegida de las corrientes de áire, la lluvia y el sol directo”.
Así mismo menciona que es indispensable que tengan un área de alimentación límpia, donde estén ubicadas los comederos y los bebederos, y un punto específico de la casa al cual puedan acudir para hacer sus necesidades.
Además, sugiere que los espacios estén enriquecidos, es decir, adaptados para satisfacer las necesidades genéticas, brindándoles entretenimiento y desarrollo físico.
En el caso de los gatos, cuenta Soledad, enriquecer sus espacios implica buscar una tridimensionalidad (ancho, largo y profundo), especialmente si es un apartamento, o una casa pequeña.
Para este propósito es indispensable brindarles módulos de altura, con puentes, culumpios y rascadores que les permitan tres cosas: 1) Refugiarse, es un sitio donde se pueda esconder y sentir seguro. 2) Marcar, que es donde ellos se liman las uñas y depositan los olores y las feromonas que producen con las almohadillas de sus patas para identificar ese espacio como suyo. 3) Ejercitarse, cada parte en el cuerpo de un gato está diseñada para que como depredador se esté moviendo, de una manera muy especial y necesitamos canalizar toda esa energía.
Si no se cumplen con estas necesidades es posible que el gato empiece a montarse en cualquier parte, o que clave sus garras en los muebles por ejemplo.
En el caso de los perros es fundamental determinar dos aspectos frente al espacio: el tamaño y la energía de las razas o cruces.
Como explica Hernandez “para perros pequeño, como Shitzu o Yorkshire, requieren mínimo 80 mts” y en el caso de los grandes “como labradores o Husky, se necesitan mínimo son 200 mts”.
Adicionalmente, se debe tener en cuenta si la especie es activa, por ejemplo los que se utilizan en competencias, porque en estos casos, aunque sean pequeños o medianos, también necesitarán un buen espacio.
Cuando es imposible cumplir con estos requerimientos de espacio, tanto Mejía como Rojas aseguran que debe compensarse esa limitante con varios paseos en el día, tres o cuatro, que no se limiten únicamente a dar una vuelta para hacer las necesidades, sino que implique juegos, socialización, correr, ladrar, que puedan desestresarse y esparcirse.
Si no logran deshacer toda su energía en la salida, terminarán utilizándola dentro de la casa, donde es probable que rompa cosas y haga daños.
Los juguetes
Tanto para los perros como para los gatos, el tener y utilizar los los juguetes es una gran ayuda para el enriquecimiento de los espacios. Para Hernandez “cumplen con la función de crear un lazo con el tutor , ayudan en el desarrollo cognitivo de la mascota, disminuyen los comportamientos de estrés y permiten que la mascota exprese su conducta natural”.
Así mismo Rojas recomienda que se tenga en cuenta que el juguete concuerde con el tamaño del perro para que no se lo trague o lo dañe muy rápido . n