Contaba con algo de fuerza para darle las gracias al rescatista. Lo hizo con sus manos. Con una seña, ayer a eso de las 7:00 a.m., Santiago Vallejo le dijo al miembro de la Fuerza Aérea que descendió de un helicóptero Ángel (UH -60) en el aire para rescatarlo, que estaba vivo.
Transcurrieron 14 horas desde el choque de la avioneta tipo Cessna, de matrícula HK4822 contra el Morro Plancho, en el municipio de Santa Bárbara. Santiago pasó toda la noche, la del pasado martes, a la intemperie, sin moverse, con fracturas en un hombro, brazo y tobillo, esperando el milagro de que alguien apareciera para rescatarlo.
A pocos metros suyo estaban los cuerpos sin vida de Leonardo Arango, de 58 años, piloto de la aeronave, y Luis Alberto Martínez, de 28.
Ambos iban en la parte delantera de la avioneta que había despegado de Cartago (Valle) aproximadamente a las 4:30 p.m. con rumbo al aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. A las 5:05 p.m. se estima impactó contra el morro.
La capitán de la Fuerza Aérea, María Alejandra Charry, quien comandó El Ángel, la aeronave que desarrolló la misión de rescate, comentó que desde el martes, al final de la tarde, tres helicópteros emprendieron la búsqueda, pero debieron suspender las labores al caer la noche.
Ayer, en la mañana llegaron al punto del siniestro, luego de la identificación previa realizada por personal de Los Halcones y Aerocivil.
“Los rescatistas se percataron que Santiago estaba vivo. Lo llevamos al San Vicente de Paúl de Rionegro”, indicó.