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El Doce de Octubre, el barrio que honra la raza y la amistad sincera

Como vigía, en el pico de El Picacho

está el Cristo Rey, referente de esta zona

de obreros con 48 años de historia.

  • El parque de la 103 (con la carrera 80) es el centro principal del Doce de Octubre, un barrio que nació en los 70 y que daría origen a la comuna 6, noroccidente de Medellín. FOTO julio césar herrera
    El parque de la 103 (con la carrera 80) es el centro principal del Doce de Octubre, un barrio que nació en los 70 y que daría origen a la comuna 6, noroccidente de Medellín. FOTO julio césar herrera
11 de octubre de 2018
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En el barrio Doce de Octubre la vida se resuelve en el Estadero de don Fabio, un campesino de Ituango que llegó al sector hace 20 años y que todavía anda por las calles de carriel y sombrero.

Pero el estadero es en realidad una caseta al frente del Parque de la 103, que es el centro de este barrio del noroccidente de Medellín, construido en los años 70 por el desaparecido Instituto de Crédito Territorial (ICT), que hacía casas y las entregaba a las familias pobres, de obreros, en cuotas bajas, fáciles de pagar.

—Eran tan baratas las casas, que con decirle que la mía valió $5.000, las cuotas eran de $200, narra Jorge Luis Rodríguez, un veterano de 75 años que está allí desde 1973, sin ninguna intención de marcharse.

—Yo trabajaba con un ingeniero poniendo nomenclaturas y un día me preguntó: ‘¿usted tiene casa?’ Le dije que no y entonces me entregó un ficho pa’que fuera por la mía, así de fácil—, narra Jorge Luis, quien, asegura, ama este barrio tanto como a su hijo Wilson y a su esposa, Ligia.

El Doce de Octubre, según las cuentas, es un barrio joven, de menos de 50 años. Nació en un sector que desde 1930 empezó a poblarse con la venta de lotes de parte de los hacendados, formando barrios como Santander y El Pedregal, que crecieron de manera desordenada.

El ICT, entonces, llegó a poner orden, construyendo casas estilo urbanización, con escaleras en vez de vías y de 7 metros de frente por 70 de largo.

—Mi casa valió $3.800. Ya tengo 69 años, estoy desde niño, acá me casé, tuve mi hijo y aunque me he ido a vivir a otras partes, volví y ya no me saca nadie—, dice Mariano Duque, de 69 años.

El Cristo protector

Pero el gran referente del Doce (como muchos lo llaman) es el Cristo Rey, instalado en el pico del Cerro El Picacho en 1936 con apoyo de monseñor Félix Henao Botero, fundador de la UPB.

Y si cuando niños, los pobladores del Doce iban hasta la cima por caminos de herradura y un tiempo (a inicios de los 90) dejaron de ir por peligroso, hoy en día el lugar es uno de los sitios turísticos más visitados de Medellín. Su referente.

—Las noches, el cerro se llena de muchachos de otros barrios que llegan en cicla o en motos, vienen a tomar chocolate y a mirar la ciudad—, relata Julio Giraldo, que habita allí hace 24 años y hoy en día se la pasa de parque en parque buscando parche con amigos.

—El Cristo es nuestro protector, y cuando venga el metrocable de El Picacho vamos a ser el centro de atracción de Medellín-, sostiene Javier Rojas, de 64 años, quien hace parte de la “gallada” del Estadero de don Fabio. Aunque su amigo Jaime Yepes lo quiere mandar para otra parte:

—Usted es del ‘parque de los palos caídos’, je je, que queda al frente—, le dice Rojas. Los demás sueltan sus risas maliciosas, pero todo queda en “gallada”, porque si algo hay en este barrio son amigos, pues todos crecieron juntos, y obrero que consigue casa, difícilmente la vende para irse a otra parte.

Mañana se conmemora otro año de la llegada de los españoles a América y el Doce de Octubre sí le hace honor a su nombre. Cada año celebra las Fiestas de la Raza con una programación cultural, deportiva, recreativa y artística que incluye ciclopaseos, desfiles, serenata, misa, alborada y caminata ecológica a El Picacho.

—También hay un desfile de la raza (el domingo 14) y ese es el principal espectáculo-, dice Jorge Luis Rodríguez.

Las fiestas empezaron ayer en este barrio de parques arborizados, por el que serpentea la avenida 80, que se va convirtiendo en 82, en 83 o en 84, dependiendo de cómo va escalando el cerro El Picacho, que es también una reserva forestal protegida por los mismos pobladores.

—Por acá no somos muy pobres ni muy ricos, somos buenos amigos, nos servimos, y para eso es que existen los barrios, para compartir en las buenas y en las malas-, repite Mariano, uno de los más veteranos, mientras en la radio cantan Luis Alberto Posada y Fernando Burbano una canción que dice: “hoy necesito beber/ y no es por gusto ni placer/ voy a beber por despechoooo...”.

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