El pasado miércoles los medidores de calidad del aire del Valle de Aburrá tuvieron un comportamiento llamativo: seis de las ocho estaciones de monitoreo pasaron a naranja, luego de 15 días de estar en amarillo.
Las alarmas de la ciudadanía saltaron y en redes sociales varios colectivos como Aire Medellín cuestionaron si nuevamente estábamos ante una posible declaratoria de alerta.
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Sin embargo, en horas de la noche el Área Metropolitana informó a los medios de comunicación que “no se declaró alerta naranja. Mañana (jueves) en la mañana continuará reunión de evaluación y avance”.
Este jueves amanecieron casi dos puntos por encima de lo registrado durante la mañana del miércoles. La junta de alcaldes, reunida el en Área Metropolitana, volvió a declarar la alerta naranja.
Aún no se ha declarado alerta
¿Pero qué fue lo que realmente pasó? María del Pilar Restrepo Mesa, subdirectora ambiental del Área Metropolitana, aseguró que el episodio que inició el miércoles obedece a un fenómeno meteorológico puntual llamado subsidencia.
“Es un descenso de aire que no es pronosticable y que se puede presentar en cualquier momento del año. Está causado por bajas temperaturas y cuando el aire se enfría pasa a ser más denso y se desplaza hacia el suelo con un proceso convectivo (movimiento vertical), lo que determina que el aire menos denso que se ha calentado en la superficie se desplace hacia arriba”, dijo la funcionaria.
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Eso quiere decir, explicó, que los cambios en las temperaturas del aire no permitieron que las partículas contaminantes se dispersaran, como ocurre generalmente.
Al mediodía del miércoles, Restrepo dijo que era necesario hacer un monitoreo de la calidad del aire en horas de la tarde para verificar su evolución. “En la mañana (del miércoles) hubo poca radiación, eso no ayudó. Pero en la tarde aumenta, entonces estamos pendientes de lo que pase”.
A pesar de que, efectivamente, hubo una tarde soleada y calurosa en la ciudad, el pronóstico de que la presencia de contaminantes en el aire bajaría, no se cumplió.