Vender gas en algunas zonas de Medellín ya no es asunto que solo requiera de la ‘autorización’ del combo delincuencial de la zona mediante el pago de vacuna por cada cilindro vendido. Es un negocio que, en ciertos barrios, está en manos de los delincuentes.
Así lo aseguraron personas de altos cargos, vinculadas a algunas de las empresas que se han visto afectadas por esta práctica, y que bajo la promesa de que sus identidades se mantendrían en completa reserva le contaron este diario cómo son contactados por los delincuentes y cómo son obligados, bajo amenazas, a venderles exclusivamente a las personas señaladas por ellos en cada zona y a precios prácticamente fijados por el combo.
En febrero, Q’HUBO ya había advertido, con base en entrevistas efectuadas en los sitios más afectados, que en algunas zonas no se vendía una pipeta sin el pago de vacuna, que había sectores en los que los delincuentes trazaban fronteras invisibles para la prestación de este servicio y que en otras establecían la obligación de comprar el gas al mayor solo en los puntos autorizados por ellos.
Personal de algunas empresas aseguró que el problema va más allá. Insistieron en que la delincuencia tiene monopolizada la distribución de gas en Popular 1, Santo Domingo, Pablo Escobar, algunos sectores de Manrique y en el corregimiento de San Cristóbal, así como en los barrios Santa Rita, La Gabriela y la parte alta de París, en jurisdicción de Bello, entre otras zonas del Aburrá.
Según estos informantes, los delincuentes solo les dan 2 opciones: o acceden a sus peticiones o dejan de tener presencia comercial en el barrio. Es decir, les venden a ellos o no venden. Dejar perder el mercado en determinados sectores para no tener que negociar con delincuentes es algo que también está ocurriendo en Medellín.
Aunque sobre esto no hay denuncias formales -y así lo advirtieron los informantes desde el principio alegando no actuar por temor- desde la Comandancia de la Policía Metropolitana señalaron que sí hay investigaciones sobre la venta de gas de combos delincuenciales en algunas zonas del área metropolitana.
“En Bello tenemos ya una investigación adelantada. También estamos atendiendo y adelantando investigaciones de otros casos que se han presentado en las partes altas de algunas comunas de Medellín”, informó el comandante operativo, coronel Diego Vásquez.
El testimonio
“Abordan a uno de los carros de la empresa y le dicen al conductor: ‘Dígale a su jefe que tome contacto conmigo, si no hace contacto conmigo, entonces no pueden volver a vender por acá’. Dan un numero telefónico y así es como llega la información. Si uno no tiene contacto con ellos, paran nuestros vehículos y no los dejan ingresar a la zona”. Ese es el primer paso, según cuenta el informante.
“Uno llama. ‘Reunámonos’, dicen, porque por teléfono no hablan. Le fijan a uno una reunión. ‘Llegue a tal parte. Dígame cómo va vestido que yo allá le mando una persona’. Esa es la instrucción. Uno llega y lo meten por zonas peligrosas. Lo van entregando de una persona a otra”. Ese es el recorrido antes de llegar a la reunión.
“Tengo entendido que ustedes están pagando tanto -porque generalmente antes se pagaba vacuna mensual de 1 a 5 millones de pesos, dependiendo de la zona-, pero a partir de esta fecha nosotros vamos a liquidar directamente la venta”. Eso es lo que le indican al representante de la empresa en la reunión, que puede ser en un callejón, en una vivienda abandonada o en una casa de familia en la que conversan mientras una señora hace de comer en la cocina o un par de niños juegan al pie de la ‘visita’, aseguró el informante. Ahí es cuando empieza la venta exclusiva al tercero que el combo delincuencial indica.
“Hay sectores donde ellos están realizando directamente la operación. Toca entregarles el producto con una ganancia mínima para la empresa, para poder tener participación en el mercado, y ellos se encargan de la distribución”, advirtió la fuente.
Q’HUBO intentó obtener respuestas de al menos dos empresas de gas propano del área metropolitana, sobre la monopolización que estarían ejerciendo los combos en la distribución de este producto en algunos sectores de la ciudad.
En ambos casos, desde el departamento de comunicaciones se negaron a conversar con la prensa -en una de ellas alegando razones de seguridad- y sugirieron que la entrevista fuera solicitada directamente a la agremiación, Gasnova.