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Giovani dice que tiene tres vidas después de sobrevivir al covid

Estuvo dos meses en una UCI, al borde de la muerte, y ahora este operador de línea del Metro volvió a la empresa, donde celebraron su regreso como si fuera un milagro.

  • Giovani Acosta afirma que logró superar el covid y la muerte gracias al amor de su esposa y su hija. Dice que aunque estaba anestesiado sentía la energía y amor de ellas hacia él. FOTO camilo suárez
    Giovani Acosta afirma que logró superar el covid y la muerte gracias al amor de su esposa y su hija. Dice que aunque estaba anestesiado sentía la energía y amor de ellas hacia él. FOTO camilo suárez
03 de agosto de 2022
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Como un milagro. Así sienten en el Metro la presencia en sus instalaciones de Giovani Acosta Restrepo, un empleado con 26 años de trabajo en la empresa y quien en el último año, aquejado de covid, vivió las más fuertes experiencias de su vida, la cual estuvo en tan alto riesgo que incluso le aplicaron los santos óleos.

Todo empezó el 25 de junio de 2021, cuando Giovani ingresó de Urgencias a la Clínica CES, de donde salió el 16 de septiembre convertido en otra persona, en lo físico, lo mental y espiritual. Hoy, 13 meses después, siente que es otro Giovani, más humano y consciente de que hay que disfrutar hasta las cosas más simples, como caminar o tomar un café.

En esencia, el Giovani Acosta de hace un año es el mismo hombre trabajador, amoroso y hogareño de hoy, pero con nuevos sentimientos y un tono de voz distinto, pues el hospital le dejó secuelas.

Antes de ingresar a la UCI de la clínica su vida iba tranquila. Se desempeñaba como operador de línea del Metro, con la función de monitorear la operación de todo el sistema, incluidos el tren, el tranvía y los metrocables. Es quien reporta toda la marcha del sistema. Le exige hablar 8 horas de las 9 que dura el turno.

Pero a mitad del año pasado estábamos en pandemia y el covid-19 escogía a cualquiera, como si fuera un macabro juego de azar: “yo tenía agendada la vacuna, pero en la encuesta empresarial reporté un malestar en el cuerpo, la recomendación fue que consultara, lo hice y el médico me mandó para la casa, me hicieron la prueba y di positivo. Me encerré dos días y tuve que ir a urgencias porque los síntomas empeoraron”, recuerda. Todo terminó dos días después en una cama UCI, donde lo entubaron, y la oscuridad entró a su vida.

Con los santos óleos

Allí Giovani pasó los días más duros, aunque curiosamente no lo supo. Entubado y anestesiado dos meses, mientras dormía apacible su vida estuvo a punto de cortarse. Y quienes lo padecieron por él fueron su esposa Yulieth Ardila y su hija de 22 años.

“Era muy difícil, porque no nos dejaban acompañar casi a los enfermos, solo 15 minutos al día y yo los aprovechaba al máximo, al final me dejaron quedar más horas al ver que mi presencia le hacía bien”, cuenta Yulieth. Los altibajos en la salud de su esposo eran tantos, que los médicos desecharon toda esperanza y le recomendaron la visita de un sacerdote. “El padre vino a aplicarle los santos óleos, pero le dije que no, que lo visitara pero no le hiciera eso porque él iba a levantarse. El padre insistió en que eso les ayuda a morir tranquilos”, recuerda.

Y si bien la fe no se perdía, el pronóstico médico no era alentador. Yulieth era todo sacrificio y lucha y con su hija logró el milagro: un día Giovani despertó, y aunque era alguien muy distinto, para ella era el mismo que había conocido 30 años atrás en una fiesta, cuando ambos tenían 18, se enamoraron y se unieron para siempre.

Un Giovani más espiritual

Tras varios días de haber despertado de la inconsciencia, el 16 de septiembre Giovani salió del hospital convertido en otro: no tenía voz, pues luego de ser desentubado le conectaron una traquoeotomía que le dañó las cuerdas vocales. No podía caminar ni comer ni bañarse solo. Estaba calvo. Y pesaba 30 kilos menos.

“Era un niño aprendiendo todo de nuevo, logré dar el primer paso en noviembre y fue todo un acontecimiento, cosas que hacía con naturalidad antes ahora eran como milagros, ver lo que cambié fue muy impactante”, cuenta Giovani, siete meses después de haber sido reintegrado al mismo cargo en el Metro.

En el reencuentro con sus compañeros hubo bombas, aplausos, lluvia de abrazos y sonrisas de júbilo porque al que un día muchos creyeron que no se levantaría de nuevo estaba ahí, con ellos.

Y esa apoteosis de amor y apoyo han hecho que vuelva a ser casi el de antes. En lo físico recuperó los 30 kilos perdidos, le creció pelo, ya puede hablar las nueve horas del turno, aunque con un timbre menos fuerte, y camina abrazado a su esposa y su hija. Estrechó más los lazos familiares.

“Esta segunda oportunidad que Dios me dio de ver el sol, la mañana, de abrazar a mi familia, poder caminar o beber un vaso de agua me ha hecho una persona mejor, que valora lo que tiene y hasta se replantea muchas cosas de la vida”, dice Giovani envuelto en una nueva espiritualidad única n

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