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Por estas razones bajó el número de muertes en vías de Medellín
La reducción de 26 % en fallecimientos en lo que va del año se atribuye a campañas y menor flujo en pandemia.
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Los usuarios de motocicleta han sido los más afectados este año: 59 han muerto en las calles de Medellín. FOTO camilo Suárez
Si se unieran los días en los que la ciudad no ha tenido fallecidos en sus vías en lo que va de 2020, el resultado daría seis meses sin muertes en incidentes de tránsito. Para Carlos Cadena Gaitán, secretario de Movilidad, este logro no debe tomarse a la ligera: “La meta es llegar a cero muertes. Eso es lo único aceptable”.
Son, en detalle, 189 días sin muertos por incidentes de tránsito y, si se compara el periodo enero-agosto con el mismo lapso del año anterior (ver gráfico), los decesos descendieron en 26,58 %. Para Cadena, los factores de esta baja son numerosos, pero considera que las medidas tomadas desde la alcaldía, como regular la velocidad en vías principales, pueden tener qué ver.
Otra cosa, sin embargo, piensa Iván Sarmiento, PHD en ingeniería de transporte, para quien la reducción debe atribuirse principalmente a la cuarentena decretada en marzo y al menor flujo vehicular que se ha tenido este año: “Es una buena cifra, pero mayoritariamente se debe a la baja del tráfico. La alcaldía no se puede llevar todos los aplausos”, comenta el experto.
Si se hace énfasis en cada mes, los efectos de la cuarentena saltan a la vista.
Las cifras de la Agencia Nacional de Seguridad Vial dicen que en febrero, cuando el tráfico era normal, 24 personas murieron en las calles; en abril, con la cuarentena más estricta, hubo 6 casos.
Y el fenómeno se repite a nivel nacional. Entre enero y agosto perdieron la vida 3.088 personas en el país, una cifra muy inferior a las 8.762 que perecieron en el mismo periodo del año anterior. En Bogotá, incluso, la reducción de muertes fue de 32,93 %, superando lo logrado por la capital antioqueña.
¿Han servido las medidas?
Para Cadena, la reducción de muertes no puede atribuirse solo a la cuarentena. “No es tan sencillo como sumar dos más dos y decir que da cuatro”, argumenta. Según dice, la administración está volcada en el proyecto Visión Cero, un plan de movilidad segura.
Uno de sus pilares es la gestión de velocidad. Para ello se encuentran analizando los límites de velocidad de varias avenidas en las que se pueden aplicar estrategias como semáforos, resaltos y controles de velocidad. Otro de los programas, de la mano con el Parque Explora, consiste en hacer pedagogía para que los ciudadanos respeten las señales y las normas de tránsito.
El secretario, además, reconoce que el logro en el descenso de las muertes es conjunto entre ciudadanía y administración. Es decir, precisa, la gente está tomando autocuidados al conducir, así como lo está haciendo para no contagiarse de coronavirus.
En cuanto a la velocidad, Sarmiento anota que se ha hecho un buen trabajo pero que, en gran medida, falta concientizar sobre los excesos. Advierte que ahora que hay menos flujo vehicular, algunos aprovechan para sobrepasar los límites.
“Hemos notado cómo la siniestralidad se da de una manera más aparatosa. Esto se explica porque, al no haber colegios ni universidades, además de que mucha gente está teletrabajando, las calles están más vacías y algunos van más rápido”, dice el ingeniero.
En ese mismo sentido, apunta que la ciudad tiene un factor cultural que le juega en contra. “Acá no se respeta al peatón. En ciudades de Europa o Estados Unidos, los conductores deben detenerse porque saben que pueden ser sancionados. Acá falta más cultura y control”, advierte Sarmiento.
Daniel Carvalho, concejal de Medellín, considera que, más allá de las causas, la disminución de las muertes debe tomarse como una buena noticia.
Sin embargo, cree que las cifras deben revisarse con cautela: “Hay una continuidad en esta administración. Se ha hecho una buena planeación de seguridad vial. Sin embargo, comparar las cifras de este año, que ha sido tan atípico, me parece impreciso”, anota.
José Fernando Ángel, exsecretario de Movilidad de Medellín, está de acuerdo en que la disminución se debe a la cuarentena.
Pero, a diferencia de los anteriores opinadores, cree que el problema es estructural y debe abordarse de otra manera. Según su forma de ver, para bajar las muertes a largo plazo debe integrarse mejor el sistema de transporte público, al que le falta ser más “democrático”.
Precisa al respecto, que el futuro metro de la 80 ayudará a disminuir la siniestralidad en el occidente.
No obstante, considera que todavía hay mucho por hacer: debido a una falta de subsidio para los ciudadanos y la ausencia de una tarifa única, apunta, la gente se ve obligada a comprar carros y motos.
“El asunto no es ver cuántos muertos hubo por mes, porque eso puede depender de muchos factores coyunturales. La accidentalidad va a seguir mientras sigamos construyendo una ciudad para los carros particulares y no pensemos en articular el transporte público”, concluye.
38
de los fallecidos en vías este año eran peatones.
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