viernes
7 y 9
7 y 9
En la madrugada de este viernes, a los 92 años, falleció la líder cultural antioqueña Maritza Uribe de Rodríguez.
Uribe de Rodríguez será recordada por muchos por ser la mentora de dos obras sociales y culturales que marcaron época en la sociedad antioqueña: la Asociación de Antiguas Alumnas de Mater, que refundó el colegio Montemayor Sagrado Corazón, y el Circo Tangarife, un organismo cultural que nació en las entrañas del Club Campestre y que amenizó las tardes de miles de familias en Medellín durante cinco décadas.
Mariángela Rodríguez, una de sus hijas, destaca esos dos componentes (lo social y lo cultural) como ejes transversales de la vida de su madre. Sin descuidar el componente familiar donde fue piedra angular del matrimonio con su esposo Otto Rodríguez (q.e.p.d) y los cinco hijos que formaron la familia Rodríguez Uribe.
“Fue muy activa siempre en lo social desde la Asociación de Antiguas Alumnas de Mater. Fue siempre una amiga ejemplar, una mamá maravillosa y la compañera por cerca de 60 años de mi papá. Fue el alma de la fiesta siempre y le encantaba que estuviéramos juntos alrededor de la buena música”, dijo.
Entre los cargos en lo público que ostentó en tantos años de servicio social estuvieron ser relacionista pública del Banco Comercial Antioqueño en El Poblado, integrar la Junta Directiva de Turantioquia y de la Corporación de Belleza de Antioquia; ser miembro suplente de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia y los ya mencionados como directora del Circo Tangarife y presidenta honoraria de la Asociación Antiguas Alumnas de Mater.
“El colegio, para mí, fue todo. Desde las enseñanzas que nos impartieron, la devoción por Mater, la Virgen, y con ella las obras que realizamos, como son las Ventas de Mater, el ropero y el costurero, que siguen tan vigentes como el primer día; la importancia de ayudar a la gente; los idiomas -francés e inglés-; la amistad que se forjo con mis amigas y que aún conservo, hasta el énfasis en el teatro. Fue allí donde lo aprendí, donde se inició mi pasión por los disfraces, una de las cosas que más me gusta, y donde aprendí a hacer coplas”, reseñó en un perfil publicado en el año 2011 en EL COLOMBIANO donde resume buena parte de su trayectoria en lo social y cultural de la Medellín de antaño.
Luis Guillermo Echeverri, yerno de Maritza, la describió como una mujer con vocación de servicio que encarnó el carácter emblemático de la mujer antioqueña:
“Maritza seguirá siendo la gran directora de todos los que la conocimos y vimos sus alegres y ocurrentes travesuras. Su forma de ser fue y será la representación más vívida de cómo se debe cumplir y servir, satisfacción plena para Mater, esa loable misericordiosa comunidad de la que también fue el corazón y su más insigne líder. Y es que Maritza, representó siempre, mejor que nadie, la silenciosa mano amiga del propio Sagrado Corazón de Jesús, del cual fue también, sin duda, su más devota y destacada servidora”.