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Fuerza Pública puso fin a “Megateo”
Ordenó la muerte de 24 miembros de la Fuerza Pública en la última década. Cayó en un tiroteo en Hacarí.
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“Megateo” tenía dos condenas de 40 años. FOTO cortesía
“Me han hecho desembarcos con diferencias de un mes o mes y medio, con una fuerza militar grande, como meterme nueve helicópteros. En el último operativo se llevaron a mi mujer, incluso un combatiente fue extraditado. Todo hace parte de ese afán de mostrarme como un súper putas y darles a los americanos un trofeo”.
De esta manera se jactaba ante los medios de comunicación Víctor Ramón Navarro Serrano, alias “Megateo”, el líder de una disidencia del Epl llamada frente Libardo Mora.
En la región del Catatumbo tenía fama de ser indestronable. Sobrevivió al embate de la Fuerza Pública en sus días de subversivo; a los ataques de los paramilitares en la guerra contra las Auc y se las arreglaba para escapar de cada operación que las autoridades planeaban ahora que se volvió narcotraficante.
En emboscadas y con francotiradores ordenó las muertes de 24 miembros del Ejército, Policía y DAS, por lo que detenerlo, vivo o muerto, era cuestión de honor para el Estado.
Durante más de dos décadas, los agentes infiltrados documentaron sus movimientos. Conocieron su fascinación por las joyas y el oro, los millones que gastaba en rumbas y en mujeres, a quienes mandaba a tatuarse en la piel el rostro de su “dueño” y operarse el cuerpo para ganar voluptuosidad.
Se registraron sus alianzas con las demás estructuras criminales en la frontera con Venezuela (Farc, Eln, “los Urabeños” y “los Rastrojos”), con quienes logró tratos para comercializar coca, repartirse las áreas para extorsionar y regular el contrabando desde y hacia la nación vecina.
Por eso al dar un parte de victoria, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, dijo: “Esta es una buena noticia para el hemisferio, para Venezuela y sobre todo para los habitantes del Catatumbo, que hoy son más libres que ayer”.
El final
El principio del fin de “Megateo” empezó con una gigantesca operación en agosto, con grupos especiales de la Policía, el Ejército y la Fuerza Aérea patrullando las montañas de Norte de Santander.
El día 17 de ese mes, quiso escapar del cerco en Hacarí, con tres de sus escoltas, a bordo de dos motos. Desde un cerro, un tirador de la Policía le acertó dos disparos en el tórax, pero el capo sobrevivió tirándose por un barranco.
El encuentro definitivo fue en la noche del 1 de octubre. Un sigiloso equipo de agentes se infiltró por el monte, pasando desapercibidos por los anillos externos de seguridad de “Megateo”, hasta llegar a un predio en el corregimiento El Tarra de Hacarí. Allí se refugiaba Navarro con su escolta.
Los infiltrados marcaron el objetivo y se desató una operación de asalto aéreo, con desembarco de tropas del Ejército y la Policía, mientras la Fuerza Aérea ametrallaba las defensas de la facción ilegal, que a su vez inició una respuesta con fuego nutrido. “Hubo plomo toda la noche”, contó un oficial de la Policía.
En medio de los disparos, “Megateo” y sus hombres acudieron a un armerillo, en el cual tenían explosivos, para usarlos contra los oponentes. Y de súbito, la estructura estalló, iluminando el cielo. “Aún no sabemos si explotó porque ellos manipularon mal los explosivos, o porque fue impactada con una granada”, relató el oficial, quien pidió la reserva de su identidad.
Al amanecer, los comandos auxiliaron un escolta herido y recuperaron cinco cadáveres. La noticia la dio a conocer por Twitter el presidente Juan Manuel Santos: “Megateo abatido. Gran golpe. Felicitaciones! Criminales, o sometidos a justicia o terminan bajo tierra”.
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