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“Pues, que me lo demuestren”, dijo Marjedis Morales Julio, alias “la Empleada”, cuando los policías del Grupo Contra Atracos de la Sijín empezaron a enumerarle los robos en los que, presuntamente, está implicada.
La bogotana de 33 años es señalada de ser una maestra del hurto, con un peligroso método para dejar a sus víctimas inconscientes. “Su modalidad era ganarse la confianza de las familias para que la contrataran como empleada doméstica, y después de llevar un tiempo trabajando en las casas, en las noches les suministraba una sustancia para dormir a los residentes y así hurtaba elementos”, declaró el coronel Ómar Rodríguez, subcomandante de la Policía Metropolitana.
EL COLOMBIANO conversó con los investigadores del Grupo Contra Atracos que le siguieron la pista a este caso, para conocer en detalle cómo actuaba la sospechosa. Morales, según el expediente, tenía varias identidades falsas para construir sus hojas de vida laborales; una de ellas era “Kellys Paola Rivera Montes”. También cambiaba de peinado y en los currículos incluía recomendaciones piratas que le daban sus allegados.
Con esos documentos se presentaba a oficinas de empleo y recorría urbanizaciones de estrato alto de El Poblado, Laureles y Envigado.
“Ahí abordaba a las personas que salían y entraban, y a los celadores, diciéndoles que estaba buscando trabajo como empleada del aseo y que era muy buena cocinera. De esa manera se daba a conocer”, narró uno de los agentes. Una vez la contrataban, esperaba hasta el segundo o tercer día, mientras se ganaba la confianza de los patrones, para desplegar su plan.
Durante la cena les suministraba una pócima compuesta de escopolamina o benzodiacepinas, que los dejaba noqueados. Robaba dinero en efectivo, joyas, relojes y dispositivos tecnológicos. En unas ocasiones actuaba sola y en otras con una compinche, a quien las autoridades ya le pisan las huellas.
Los investigadores tienen reporte de sus crímenes desde 2018, cuando al parecer hurtó en Envigado un botín avaluado en $40 millones.
El 2 de mayo de 2019 volvió a atacar, esta vez en un apartamento de El Poblado, donde el monto de lo robado fue de $513 millones. Siete días después hizo lo mismo, de nuevo en Envigado, y allí sustrajo valiosos objetos y dinero por $150 millones en total.
Debido a que siempre usó la misma modalidad, los detectives empezaron a atar cabos. Varias denuncias se agruparon en la Fiscalía 75 Seccional de Medellín. Revisando las cámaras de vigilancia, con los testimonios de las víctimas y un análisis morfológico de las fotos, lograron obtener su identidad.
“Vivía en la localidad de Kennedy, en Bogotá. A pesar de lo que había robado, no vivía como millonaria, sino en un barrio de clase media. La plata la gastaba en paseos a la Costa y fiestas”, precisó el investigador.
Los policías viajaron desde la capital antioqueña hasta Kennedy y la estuvieron observando por cuatro días, hasta su captura el 15 de septiembre pasado, frente a su casa.
La audiencia de control de garantías se realizó ante el Juzgado 39 Penal Municipal de Medellín, donde la Fiscalía le imputó cargos por hurto calificado y agravado, y falsedad en documento público.
Morales se declaró inocente y el juez ordenó su detención domiciliaria, debido a que es madre soltera de dos niños de cinco y siete años.
Luego su captura han aparecido más víctimas. Una familia de Chía, Cundinamarca, comentó que “la Empleada” les robó objetos por $200 millones el 8 de septiembre de 2020. La Sijín investiga otros hurtos en Bogotá y el Eje Cafetero.
“Invitamos a la comunidad a que continúe las denuncias contra esa persona, para seguir con la investigación judicial”, propuso el coronel Rodríguez.
Este hecho despertó inquietudes sobre cuál es la mejor manera para elegir a una trabajadora del hogar. Andrea Londoño, coordinadora de la iniciativa ciudadana Hablemos de Empleadas Domésticas (que busca posicionar esta labor y sus derechos como parte importante de la sociedad), expresó: “Esperamos que las autoridades actúen con la normatividad necesaria para enjuiciar a esa persona, y que esta situación particular no ponga en entredicho a todo el gremio”.
Señaló que la informalidad del sector se presta para algunas situaciones como esta, por lo que propone revisar muy bien las referencias laborales de las candidatas y, de ser posible, hablar con los anteriores empleadores. Adicionalmente, verificar sus datos en las bases de datos judiciales disponibles para la ciudadanía.
“A medida que se formaliza esta actividad, y se divulgan las normas de vinculación laboral, se previene cada vez más este problema – dijo -. La informalidad es un caldo de cultivo que dificulta la trazabilidad de la historia laboral de una empleada, es información que queda en manos de personas y no de instituciones que puedan hacer un verdadero filtro”.
El botín hurtado por “la Empleada” no se han recuperado todavía, pero a los afectados les queda el recurso de solicitar la reparación material ante el juez que lleva el proceso penal.