Los combos de “Carpinelo” y “Carambolas” asesinaron en 2012 a cuatro desertores de la guerrilla, en convenio con el frente 34 de las Farc. Más de cuatro años después, el crimen dejó de estar impune.
Esta crónica, elaborada por El Colombiano con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo, demuestra que no siempre las bandas de Medellín trabajan para narcotraficantes. También aceptan contratos de grupos insurgentes.