William Bernardo Román Flórez atendió el llamado en la puerta de su casa. Dejó adentro a los familiares con los que departía y se asomó al umbral, donde un hombre lo requería.
Lo saludó con cordialidad y habló un par de minutos con él, hasta que este último sacó un arma de fuego y le disparó en la cabeza. Así terminó la existencia de uno de los líderes sociales más importantes de los últimos años en San Cristóbal, un corregimiento del occidente de Medellín.