Con el respaldo que Cambio Radical le dio a la agenda legislativa del Gobierno, tras la reunión del expresidente Álvaro Uribe con Germán Vargas, el Partido Liberal es ahora el único que votó por Iván Duque en segunda vuelta que se mantiene independiente, en sentido estricto, así Cambio Radical también lo sea.
Esa posición, que para algunos de sus militantes es “blanda”, lo pone en el peor de los escenarios, porque ni son Gobierno, pero tampoco oposición y eso le genera un costo político a la colectividad que, si no toman acciones prontas, les podría salir costoso en las elecciones regionales de 2019.
Según Nicolás Liendo, decano de la Escuela de Política de la U. Sergio Arboleda, el Partido Liberal está en crisis por las pugnas de liderazgo y por dejar de ser un partido de Gobierno. “Mientras se ha mantenido aceitado por la mermelada desde que no es Gobierno, ahora hay una puja programática, de identidad por ver donde se ubica ideológicamente el partido”.
El costo del centro
Varios líderes reconocidos de ese partido, que tuvieron cargos importantes en el gobierno de Juan Manuel Santos, renunciaron porque consideran que el liberalismo traspasó las líneas ideológicas y se acercó mucho al uribismo; pero tampoco son ahora cercanos del todo al Gobierno, dada su posición de independencia.
Incluso, varios sectores del Partido están más cerca del bloque de oposición que del Gobierno. Prueba de esto es que han salido a cuestionar iniciativas del Ejecutivo, empezando por el propio director de la colectividad, el expresidente César Gaviria.
A esto se suma que senadores como Luis Fernando Velasco participan de los foros de la oposición, como la Audiencia Pública por el territorio, que tuvo lugar ayer en Popayán (Cauca) y en el que también participó la Farc.
Al respecto Olmer Muñoz, docente de la Facultad de Ciencias Políticas de la U. Pontificia Bolivariana, manifestó que el Partido Liberal está hoy en el limbo, no solo porque su disidencia interna refleja su debilidad sino porque, además, le están cobrando a Gaviria más que no catapultar al partido en la legislativas y en la primera vuelta, su respaldo a Uribe en segunda.
“Su debilidad como partido es que no mantienen un proyecto claro, así se denominen de centro-izquierda, y no logran generar credibilidad para imponer agenda legislativa y candidatos propios. Eso se verá reflejado en las próximas elecciones, tendrán serias dificultades para obtener escaños de poder”.
El Partido tendrá que competir el próximo año contra el Partido Conservador y la U, que hacen parte de la coalición de Gobierno, y contra Cambio Radical, que aunque independiente, está muchos más cercano a la coalición que a la oposición, como luce el liberalismo.
El expresidente Gaviria no logró generar cohesión y su permanencia podría convertirlos en otro movimiento.