Un estudio publicado en abril de este año por el Congreso de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés) mostró una efectividad de los llamados impuestos saludables aplicados a las bebidas alcohólicas.
La publicación –llamada “Prevención de la enfermedad hepática con políticas para combatir el consumo de alcohol y la obesidad”– reveló que subir el costo de las bebidas alcohólicas puede ayudar a reducir en un 5 % los casos de esta enfermedad y, por consiguiente, evidenciar la estrecha relación entre el consumo de alcohol y las enfermedades hepáticas, en particular el cáncer de hígado.
Aunque el estudio no menciona directamente medidas a implementar, deja ver la importancia de establecer regulaciones y estrategias para desincentivar el consumo excesivo de esas bebidas.
En ese sentido, el hallazgo tiene importancia en un contexto en el que el consumo de alcohol se ha incrementado notablemente en los últimos años, así como las enfermedades consecuentes: por ejemplo, las muertes por cáncer de hígado en Europa han aumentado un 70 %.
Así mismo, el estudio pronostica que la subida de impuestos al alcohol podrían repercutir en la reducción de un 7 % en enfermedades crónicas del hígado de aquí al año 2030.
Sin embargo, en lo consignado por los investigadores del EASL se reconoció que este tipo de aranceles a ese tipo de productos son “inherentemente regresivos”, pues son las personas de menores ingresos los que se ven más afectados en su bolsillo para pagar un impuesto adicional.