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Tras cancelar toros, ¿qué sigue para la fiesta brava?

Antitaurinos celebraron con cautela el anuncio de la cancelación de la temporada taurina 2019, mientras el proyecto para eliminarlas avanza lento.

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Tras cancelar toros, ¿qué sigue para la fiesta brava?
08 de diciembre de 2018
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El anuncio de la cancelación de la edición 28 temporada taurina 2019 en Medellín, planeada para enero y febrero, revivió el debate sobre el estado de la tauromaquia en Colombia, uno de los ocho países del mundo en donde las corridas aún siguen existiendo.

Actualmente, esta actividad está limitada (ver Polémica) y aunque está cursando un proyecto de ley para abolirla del todo, han denunciado un “plan tortuga” para dilatar su trámite. El mismo que tuvo dos iniciativas similares en la legislatura pasada y que se hundieron por tiempo.

La cancelación en Medellín no sería definitiva, pues tiene una razón contractual. Cormacarena, organizadora de la temporada taurina, explicó que tras la venta del 51 % de las acciones de la Fundación Hospital San Vicente a la firma D´Groupe SAS, se declara terminada su razón de ser y por ello cancelará sus eventos.

No obstante, la firma D´Groupe SAS informó que las puertas “están abiertas” para los espectáculos taurinos. Es decir, si un empresario logra una propuesta viable para llevar las corridas, estas se podrían realizar.

Aunque la cancelación no la motiva la causa de protección animal, promotores antitaurinos celebraron que, a su juicio, se trata de una muestra de que la apatía por el toreo está haciendo más por acabarlo que las iniciativas legislativas y administrativas.

Así lo consideró Eduardo Peña, coordinador de campañas en Latinoamérica de la Ong británica Animal Defenders International: “Falta ver si este grupo se atreverá a tener pérdidas económicas y comenzar con una mala imagen ante el público antioqueño”.

Quitando el nombre de Medellín, en Colombia solo quedan tres ciudades capitales que conservan sus temporadas taurinas: Cali, Manizales y Bogotá. El año pasado se había cancelado en Cartagena debido a problemas estructurales encontrados en la Plaza de Toros de la ciudad heroica.

Al respecto, Peña expuso que “es difícil que empresarios quieran patrocinar un espectáculo violento, porque la imagen de sus marcas se van a ver afectadas”.

En esto coincidió el concejal de Medellín Álvaro Múnera, conocido por su defensa de los animales: “La noticia es maravillosa, demuestra que la consciencia por los animales se impone, dado que la asistencia a la plaza es bajísima”.

El fin del toro de lidia

Para los fanáticos de las corridas, restar una plaza es una muestra de la implantación en la sociedad de una filosofía antitaurina llena de imprecisiones y falsedades, según lo expuso Juan Carlos Arango, fanático taurino y activista por la preservación de la “fiesta brava” en el país.

“Me da tristeza por el toro de lidia. Los antitaurinos lograron vender la idea de que el toro de lidia se puede extinguir, cuando más que probado está que las corridas de estilo español no son torturas”, dijo.

Arango sostiene que existe una campaña política que ha impedido a los que aman las corridas, como él, exponer la naturaleza de las reses bravas.

“El toro de lidia no tiene otro destino. Cuando ya no hayan corridas, su destino será invariablemente el frigorífico”, consideró.

Según expuso, con las corridas de toros en firme, menos del 6 % de las camadas de reses bravas del mundo tendrán como destino morir en la arena. Sin esta actividad, “el 100 % de las camadas van a parar a frigoríficos, a morir en un cuarto oscuro, sin dar lucha. Todo porque se empeñaron en decir que todos los bovinos son iguales”.

Por ello, para Arango, la extinción del toreo “es el final del toro de lidia. Los aficionados seguiremos yendo a donde haya corridas, o veremos otras del pasado en internet, y los ganaderos pasarán a ganado manso y todos morirán de la misma forma”.

Por otro lado, Juan Bernardo Caicedo, el empresario que quedó a cargo de la temporada taurina de Bogotá, fue enfático en que la fiesta brava debe continuar: “Debe respetarse a los taurinos, así como respetamos a los que no gustan de la fiesta brava”, dijo.

El debate legal

Para sacar a Colombia de la lista de países que aún permiten el toreo cursa el proyecto de ley 064 en la Cámara de Representantes.

Este articulado, de autoría del representante liberal Juan Carlos Lozada, busca prohibir corridas, rejoneo, becerradas y toda actividad que implique el daño al toro. También incluye que el Gobierno presente una oferta cultural para cambiar estas corridas y una económica para no lesionar a quienes viven de la tauromaquia.

Este proyecto retoma varios de los postulados de los dos articulados que cursaron en la legislatura pasada, pero finalmente naufragaron por el “plan tortuga” al que fueron sometidos, simbolizado en una gran cantidad de peticiones de audiencias públicas para dilatar el trámite.

Lozada le aseguró a EL COLOMBIANO que “el tránsito es supremamente lento, pero necesitamos que agenden el debate en la Cámara”.

A esta ley ordinaria le faltará pasar dos debates en plenaria de la Cámara de Representantes, más otros dos similares en el Senado para poder ser una realidad.

Por ahora, en el país seguirá aplicando la normativa vigente, que permite corridas donde esta actividad es considerada patrimonio cultural.

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