El país está de luto: ningún padre debería enterrar a sus hijos. Valeria Afanador duró 18 días desaparecida, luego, su cuerpo fue encontrado por las autoridades en una zona del Río Frío, en Cajicá, donde ya habían buscado sin éxito.
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En este caso, donde hay más preguntas que respuestas, la familia Afanador y su abogado Julián Quintana aseguraron ante los medios que pedirán el cierre del Colegio Gimnasio Campestre Los Laureles, el último lugar donde fue vista la menor.
El gobernador de la región (Cundinamarca), ratificó el pedido de la familia. No sólo se iniciaron acciones legales y de investigación contra la institución educativa, sino que el cierre de la misma es una medida que no se descarta.
“Es un proceso que, de comprobarse ineficiencias o fallas en la aplicación del plan de gestión del riesgo de la institución educativa, las decisiones pueden llegar hasta decretar el cierre del establecimiento”, dijo el gobernador Jorge Emilio Rey en entrevista con Alerta Bogotá.
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Por el momento, todas las partes -incluyendo a las directivas del colegio- están esperando el dictamen de medicina legal. Sin embargo, los denunciantes y la ciudadanía en general, han señalado que el colegio podría haber incurrido en varias faltas al manual de convivencia.
El Manual de Convivencia del colegio establece en su artículo 122 que, durante descansos y eventos especiales, la Dirección de Convivencia debe organizar turnos de acompañamiento docente para velar por la seguridad de los estudiantes en espacios comunes.
Sin embargo, el hecho de que Valeria desapareciera en horario escolar pone en duda si existía realmente una vigilancia activa. La falta de registros claros sobre la presencia de docentes en pasillos, patios y zonas perimetrales deja en evidencia posibles omisiones en la supervisión interna.
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Otro punto crítico es el control de entradas y salidas. El artículo 127 del manual prohíbe expresamente que los estudiantes abandonen las instalaciones sin autorización previa y escrita de sus padres o acudientes, o sin estar acompañados por familiares o la ruta escolar.
A pesar de esta norma, videos revelados muestran a Valeria caminando sola junto a la reja del colegio, cruzando varias veces por un espacio cubierto de enredaderas sin supervisión de personal. En la séptima ocasión, salió y no regresó.
En este punto, el abogado Julián Quintana hizo énfasis en que el hecho de que hubiera un hueco en la reja demuestra que la institución no tenía la infraestructura adecuada para atender y resguardar a los estudiantes. Esto será parte de la denuncia y la investigación.
”Ojalá las autoridades cierren el colegio de Valeria Afanador en Cajicá. Además de la grave omisión que permitió su homicidio, ese lugar no es seguro para los demás niños”, dijo Quintana.
Por último, el artículo 129 del mismo manual establece que, ante situaciones que comprometan la seguridad o la vida de la comunidad educativa, deben adoptarse medidas inmediatas definidas por las autoridades competentes y crear protocolos internos de actuación.
No obstante, según la familia de Valeria, hubo demoras en la notificación de su ausencia, lo que retrasa la activación de medidas como el cierre perimetral, la búsqueda en las aulas y la comunicación con organismos de seguridad.
“Esperemos entonces qué sucede con esta investigación principal, y la suerte de la investigación principal determinará la suerte de esta investigación accesoria”, dijo el gobernador respecto a estas presuntas fallas del colegio.
La institución educativa, por su parte, emitió un comunicado en el que invita a la comunidad a no “emitir juicios”.
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