Durante la mañana del domingo 12 de octubre, la extensa estructura del puente de la calle 13 sobre las Américas, conocido como “El Pulpo”, implosionó en tan solo 12 segundos, luego de que los expertos activaron los artefactos explosivos.
Desde la madrugada, el Distrito adelantó un operativo de seguridad y logística que incluyó cierres viales y requirió del apoyo de los equipos de emergencia. Para evitar cualquier tipo de afectación, las autoridades recomendaron circular por vías alternas y mantenerse alejados de la zona restringida.
La acción estuvo a cargo de la empresa Atila y su planeación involucró a 500 personas. Aunque el evento estaba previsto para las 10:00 a. m., la presencia de ciudadanos curiosos provocó un retraso de 40 minutos.
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Una vez despejados los anillos de seguridad, las alarmas de advertencia sonaron, el botón fue presionado y, en cuestión de segundos, las columnas del puente colapsaron.
El histórico momento, que quedó registrado en video, marcó oficialmente el inicio de una nueva etapa para Bogotá, donde la Alcaldía liderará un proyecto de gran envergadura que busca transformar la movilidad en el occidente de la ciudad.
Según informó la administración distrital tras la implosión, “la acción reducirá el tiempo de obra y le dará una nueva cara a la calle 13”, lo que permitirá mejorar el flujo vehicular en este importante corredor.
El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) explicó que la decisión de implosionar el puente, en lugar de demolerlo con maquinaria, obedeció a la necesidad de optimizar los tiempos de ejecución y garantizar un manejo controlado de los escombros.
La entidad detalló que se retirarán 7.900 metros cúbicos de residuos de construcción y demolición, que no serán desechados por completo, sino reutilizados en el nuevo proyecto.
El proceso de recolección contempla la clasificación del material aprovechable, el transporte controlado de residuos hasta los puntos de acopio y su posterior reutilización en bases, subbases y rellenos técnicos de la obra vial.
Con la implosión de “El Pulpo”, Bogotá dio un paso clave hacia la renovación de uno de sus principales accesos, en un proyecto que promete mejorar la conectividad y reducir los tiempos de desplazamiento en el suroccidente de la capital.