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El dolor de las víctimas del conflicto puede revivir como si fueran fantasmas. Si es en el escenario, es a través de un hombre “muerto” leporino, que le dice al protagonista: “Usted me mató, usted me mató”. El cuadro se torna oscuro, de penumbra, y una música nostálgica introduce a otros asesinados que miran a su depredador, el paramilitar Salvo Castello.
La misma escena, en una viñeta de cómic, vuelve más escueta: “Media Jeta” es intimidado con un machete al cuello. Como un fantasma, le dice a su victimario con mirada acusadora: “Tengo 7 años, como cuando usted me conoció y me mató”.
La consciencia del paramilitar Salvo Castello está llena de tormentos. Violó, mató, secuestró, torturó y decapitó. Cumple por ello una pena en un país nórdico, donde sus víctimas, animales y campesinos llegan para recordarle sus actos atroces, a exigirle la verdad acerca de sus crímenes.
La escena es de Labio de liebre, obra teatral del actor, director y dramaturgo Fabio Rubiano, pieza colombiana estrenada hace un quinquenio, traducida a más de 10 idiomas, presentada en 13 países y 33 festivales internacionales, con cerca de 200 funciones para 50.000 espectadores. Ahora llega al papel a modo de novela gráfica, una versión ilustrada por el artista bogotano “Pipex”, Juan Felipe Velásquez Trujillo, y editada por Planeta Cómic.
Su director dice que este no es un estilo tan ajeno a las artes escénicas: “El teatro está mucho más cerca del cómic que de otras disciplinas. El cómic ilustra, el teatro alude, pero pueden llegar a universos tan fantásticos que se emparentan”.
El libro fue pensado como una transición de azul a tonos agresivos como los ocres saturados: “La idea era que fuera un crescendo de tensión, como sucede en la obra”, comenta Pipex, bajista de la banda bogotana Nicolás y los Fumadores. Las líneas las imaginó confusas, violentas y sobrecargadas, hasta el punto de que fueran difíciles de entender.
“Siento que eso le pasa al personaje principal, que al principio cree que le están mamando gallo y luego se da cuenta de que son los fantasmas de su pasado que regresan, de ahí la idea de que el espectador fuera descubriendo la imagen”, explica el artista de 25 años.
Las partes más fuertes de la obra se mantienen. El texto extrae fragmentos de un periódico, sin citar el quién: “Nosotros sí cortábamos cabezas, pero no jugábamos fútbol con ellas porque no somos depravados”. En la viñeta siguiente aparece Salvo sombrío y con los brazos cruzados, añade: “Eso fue un invento de la prensa que hacía escándalo por cualquier cosa...”.
Pipex sentía que enfrentaba la realidad del país de primera mano, empuñando el grafito y luego entintando y colorizando. “Aunque sea una ficción no lo es, como citadinos vivimos en una burbujita, cuando nos toca enfrentarlo, estalla”.
Al final de la publicación se lee: “Este libro se publicó por primera vez en marzo de 2020, en una Colombia en la que los Salvos son redimidos y las familias Sosas, olvidadas”.
Fabio Rubiano comenta que lamentablemente ahora la obra parece más actual que cuando se estrenó en 2015. “Parece más vigente con todas las cosas aterradoras que se ven y el cinismo de sectores que quieren la violencia y prefieren el dolor”.
Sin embargo, ahora la obra lo conmueve más. Quizás sea, cree, esa paradoja de interpretar en la pieza teatral a Salvo, “el que no debe llorar”. El dramaturgo de 57 años anuncia que se está preparando el libro Teatro en contra, que recopila 11 de las obras más recientes de la compañía Petra.