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Más de dos millones de personas vieron en un video en redes sociales al campesino que, montado en una bicicleta de ruta y cargando un bulto de verduras en la parrilla, superaba con facilidad a los ciclistas europeos jadeantes, en una escalada por las escarpadas carreteras de Dabeiba, Antioquia. No era él solo, era el país el que pedaleaba.
“Es porque tiene más fuerza que nosotros”, dijo uno, refiriéndose a Luis, un campesino que hace un recorrido diario de 10 kilómetros a una altura de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Como él, muchos colombianos han hecho de la bici el principal medio de transporte. No es gratuito que se haya popularizado tanto la bicicleta.
“Es un vehículo práctico, entretenido, ecológico, fácil de usar, sin muchas restricciones y, en especial, es económico”, explica Juan Pablo Jaramillo, diseñador industrial, coleccionista y restaurador de estos aparatos.
En los años 40 los carros no eran tan comunes y ese artefacto de dos ruedas no generaba gastos adicionales (combustible, impuestos, peajes). Eso ayudó a que se volviera uno de los medios de transporte más importantes de la época. “La comodidad y versatilidad que ha tenido hizo que se popularizara en el país, sobre todo hasta la década del 60”, comenta Jaramillo.
En Colombia desde los inicios del siglo XX ha existido afición por este vehículo, sobre todo en pueblos con una topografía muy plana como Ubaté (Cundinamarca) o La Ceja (Antioquia). Este último alcanza la cifra de casi una bicicleta por habitante: el municipio calcula que hay más de 40.000 para los 65.000 individuos que hay.
Gracias a este consumo masivo, fabricantes de otros países como Monark, tuvieron ensambladora en Colombia.
El boom de la cicla aún no para. De hecho, Pablo dice que es un medio que “lleva 200 años de moda”. En la exposición del Museo El Castillo puede conocer su historia. En este gráfico vea cómo se han usado algunas clásicas, que fueron icónicas en su época y antecesoras de muchas modernas. Devuélvase en el tiempo .