Hace diez años se fundó en Medellín una genuina librería de barrio, proyectada a los lectores de toda la ciudad e ideada para robustecer la agenda cultural del lugar donde nació.
Ubicada en Carlos E. Restrepo, Exlibris celebra haberse convertido en este tiempo en un lugar de encuentro en donde los vecinos dejan sus llaves, paquetes, una bicicleta o se dan citas románticas. Y donde, sobre todo, se va a leer y a probar un buen café con postre.
“Nos debemos a los otros”, dice Simón Murillo, encargado de la agenda cultura de la librería e hijo de Patricia Melo, fundadora de este espacio que empezó a vender café, con mesas en medio de sus estantes, para que la gente rompiera el hielo y se acercara a los libros “sin intimidarse”.
Son años en los que han visto crecer otras librerías de barrio, que apuestan por una oferta literaria curada por sus dueños, con sentido crítico y alejada de las modas; lo que hace que los lectores puedan ir a merodear lo desconocido o seguir sus intuiciones y búsquedas personales.
Con su agenda cultural, más dinámica y robusta cada año, han puesto el foco en talleres de escritura, lanzamientos de libros, charlas sobre temas artísticos y de la actualidad nacional, y hasta recorridos botánicos por el barrio.
Aunque lo suyo es el “contacto con los lectores”, también están en el mundo digital, desde el que comercian libros a partir de la pandemia, a la que pueden decir que sobrevivieron. “Seguimos aquí. La gran habilidad que tiene mi mamá no es solo la capacidad de aguante, sino haber manejado el bote de la librería en 10 años a pesar de las dificultades”, comenta Murillo.
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Patricia Melo cuenta que el mundo de los libros ha vivido “cambios vertiginosos” en la década reciente. Al principio el ambiente de la librería era distinto, “sin el apogeo de lo virtual y las redes sociales y páginas webs como medios de compra”.
Con el tiempo y una pandemia mediante los cambios “se exacerbaron”. Eso incrementó la demanda, en el confinamiento “la gente retomó el hábito de lectura”, lo cual repercutió en una librería que, aunque sea de barrio, brinda sus servicios a toda la región y el país.
Actualmente trabajan en su local seis personas: hay filósofos, historiadores, artistas. “Son libreros de verdad, no vendedores de libros”, matiza Melo.
El enfoque del catálogo de ExLibris, su principal fortaleza, son los libros ilustrados, infantiles y juveniles, pero ofrecen para todos los públicos sus títulos de editoriales nacionales e internacionales, siempre con una buena selección de editoriales independientes del país.
Y lo que no falta: una carta de comida digna de una librera que es amante de la repostería y ha sido “cocinera toda la vida”. De lunes a sábado se sirven desayunos y almuerzos y atienden en un horario de 7:00 a.m. a 9:00 p.m., por lo que muchas personas acuden después de sus trabajos.
Allí, diariamente, aunque los cambios de la virtualidad sigan siendo vertiginosos, cualquier lector encuentra una conversación sobre libros y el contacto con saberes más allá de las pantallas. “Queremos que eso no se pierda”, dice sobre el oficio de librero.
Aunque el aniversario oficial es el domingo 19 de marzo, Exlibris brindará este viernes 17 un cóctel para sus clientes más fieles, los que han visto crecer a “la primera librería café de la ciudad”.
