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Hay sueños que se ven postergados por los pormenores de la cotidianidad; a otros, en cambio, los obligan las circunstancias. En 2005 la comunicadora Pilar Gutiérrez y el diseñador Juan Carlos Restrepo tenían una idea aspiracional: crear una editorial independiente, “un poco utópica, que hiciera libros distintos, que tuviera poesía, textos diseñados muy bonitos”, cuenta Gutiérrez.
Tragaluz Editores fue una realidad cuando Juan Carlos se quedó sin trabajo y Pilar justo terminaba de escribir una biografía. “Fueron circunstancias de la vida las que hicieron que esas conversaciones entre ambos se materializaran, a pesar de la mirada de mucha gente que nos decía que era muy arriesgado, que nos estábamos metiendo en algo en lo que a la fija nos íbamos a quebrar”.
La pasión era tal que se lanzaron al agua, desde eso ya van 16 años, muchas experiencias (buenas y malas), un nombre que se consolida no solo en Antioquia sino en el país y ahora un premio que los afianza en el continente: fueron elegidos como la Mejor editorial de Centro y Suramérica en la Feria del libro Infantil de Bolonia, la más importante en cuanto a textos para niños y jóvenes en el mundo.
Un inicio con esfuerzo
El primer texto de Tragaluz fue gratuito, “lo hicimos en 2006, fue una sorpresa para nosotros: Tres poemas ilustrados del poeta Jaime Jaramillo Escobar. Tenía todas las características que se ven ahora en nuestros textos, poesía, ilustración, además con un proceso a mano en su encuadernación. Nos lanzamos con toda y como el que emprende con un poco de miedo”, cuenta Pilar, la directora de Casa Tragaluz.
“Fue un tiraje chiquito y lo hicimos para regalar porque dijimos que queríamos evaluar la reacción de la gente y cómo los lectores recibían esto”, y la respuesta fue muy positiva, ella añade que el público lo recibió como si lo necesitara, “hubo reacción de todos lados, de los buenos lectores, de los diseñadores que vieron que no era un texto vaciado, sino un objeto bien diseñado, los ilustradores vieron que había un lugar en el que los iban a tener en cuenta y el lector común también reaccionó, fue la mejor respuesta y la motivación para continuar con el sello Tragaluz y empezar a hacer libros para vender”.
Diversificar el negocio
Daniela Gómez Saldarriaga, editora en Tragaluz, dice que el día a día se ha movido hacia alimentar el fondo y prestar servicios editoriales, “qué son el músculo económico y que ayudan a que la editorial sobreviva”, pero eso se ha transformado también con la apertura de la Casa Tragaluz, que lastimosamente por la pandemia tuvo que cerrar, “pero alcanzamos a estar un año abiertos. Con eso se ha adquirido una nueva dimensión en términos sociales y culturales, porque ha empezado a ser un espacio de formación, de discusión, de asociación de editores, se hacen muchas tareas más allá de lo netamente editorial”. La casa espera reabrir de nuevo este año.
Sobre el premio
Tanto para Pilar como para Daniela, visitantes frecuentes a la Feria infantil del libro de Bolonia, hubiera sido muy especial recibir el premio en Italia, pero por la pandemia no se pudo. “Fue distinto desde la virtualidad, estar allá es muy emocionante, también por la ciudad, todo es muy antiguo, solemne, ceremonioso, es muy hermoso”, cuenta la editora.
Pilar agrega que llevaban varios años visitando esta feria, “ya habíamos recibido menciones importantes y nos habían postulado a este premio cuatro veces, eran como campanazos”. Con la quinta nominación llegó el galardón y ahora se suman a Babel que ya lo había obtenido para Colombia en 2017.
“Es la feria más importante del mundo en lo juvenil e infantil, es quedar a la vista de los editores y el público en general”, explica la directora.
“Fue muy revelador ganar este premio después de un año tan complejo, con circunstancias tan difíciles y Tragaluz fue capaz de seguir defendiendo su visión del libro, su apuesta, llevarla a buenos términos y hacer cosas innovadoras”, concluye Daniela.
Seguir siendo únicos
Mantener viva la pregunta por el libro y sobre cómo más puede ser este o cómo hacer diferente a la experiencia de los lectores niños y jóvenes –esa generación cuya relación con la información se va transformando todo el tiempo– es una apuesta constante para Tragaluz, por eso lanzaron el libro rollo (que salió en plena pandemia), o el triangular (ver recuadros), pero todo siempre con un sentido claro.
Las ideas y los sueños son infinitos, más adelante llegará un podcast y también un audiolibro, porque Tragaluz quiere seguir iluminando la literatura, esa tarea, dicen, será constante.
Algunos títulos especiales en la historia de Tragaluz
Pitchipoï, el libro triangular
Para Pilar Gutiérrez es muy difícil escoger los textos más representativos en16 años de historia de la editorial, pero evidentemente con el primero, Tres poemas ilustrados, se dio esa declaración de principios que los ha llevado a textos como este: Pitchipoï, con el relato de Jacqueline Goldberg y las ilustraciones de Juan David Quintero, que llama la atención por su forma triangular: “Al inicio te saca una sonrisa y al final es el gran drama de la historia universal, el holocausto”.
A la sombra de un naranjo
Este libro en forma de rollo antiguo es del año pasado, con textos de la colombiana Juliana Muñoz Toro e ilustrado por el iraní Mohammad Barrangi, ganador del concurso de ilustración de Tragaluz en 2017. Relata la historia de una botella enterrada bajo las raíces de un árbol de naranjo y de un vecino misterioso. Pilar Gutiérrez destaca otros textos en la historia de la editorial como Mil orejas, Conquistadores en el nuevo mundo y Todos los sueños del mundo.